Hace tiempo que sólo
me habla tu recuerdo... Tirando de hemeroteca, descubro grafitis en
las puertas de los baños con tu nombre abreviado junto al mío casi
completo, semiborrados por el tiempo que no usamos para nadar
abrazados entre el fino algodón 100x100.
Bonsáis heridos en
invierno, enroscados casi a una farola, me rodean con sonidos, colores
y palabras. Perdida en un agotador miércoles sin rumbo, vuelve como
la Navidad un ritmo de especias en mi cocina y arrebatada por tu amor
te dedico estas breves líneas.
Pero sólo hay
silencio de pandemia...Hasta el mendigo de la esquina desapareció
del Gran Bilbao asustado; quizás, por el azul eléctrico de las
calles color ambulancia-policía.
Se escurrió sin querer la suela de la plancha por el ángulo equivocado y el pliegue de la manga en la percha colgado delató el desliz de aquella mañana de canturreo descuidado entre olor a almidones y lavanda azulado.
Se patinó si..., aquellos ojos enrojecidos no querían saber nada de accidentes ni descuidos. "He ahí, la prueba evidente de tu ineptitud tonta del bote que no vales para nada". Y te escondes si, en tu rincón agazapada, para no oír los insultos ni más palabras... Pero hoy por fin, no te paras y descubres la puerta para salir descalza.
De lejos, se escuchan sus voceos acalorados, excitados por el vino y quizás, por algo más malo... Poco te importa de repente tanta pamplina y tanto desaire. Ya te soltaste el cabello, aún un poco atropellada... Un golpe de luz me muestra mujer, tus ojos libres, de par en par abiertos, alegres al despertar de las ojeras del tiempo entre reproches, desprecios, amenazas y bofetadas.
Aún permanecen mis recuerdos en aquel momento de la tarde-noche entre colores rosetón y la leve caricia de tus pulgares en mi cuello. Habíamos paseado retirados del tumulto entre arces mientras hablábamos sobre esto y aquello. Agotamos el último minuto que nos pertenecía en el silencio de la observación de un mar transversal en nuestro paseo. Cerca de tu cuerpo circulaba una corriente parecida a la prudencia y yo, acallando mis sentimientos.
Me pregunto por qué se nos atascó aquel nudo en la garganta , esa desnuda verdad en lengua muerta. Al despedirnos, el manto de la noche arrulló un "hasta mañana" entre sonrisas y circunspectas miradas. Pero yo me quedé allí, es decir, en la huella profunda de tus ojos, en tu aroma viril, en el susurro de tu colágeno en tensión sobre mi brazo mientras caminábamos cerca del salitre y de las hojas.
Hace frío. Muta mi calma turbada y sigo sin saber, si me piensas en tus pensamientos mientras, casi descubierta la sábana, imagino despierta noches con besos robados por ti en la distancia.
Zozobran mis lagrimales. Me parece verte releer indiferente las versiones de las noticias antes de sus análisis y conclusiones. Son las 7 de la mañana. El café solo no me sabe a nada.
Allí está el porte y la percha, el gancho amargo que acapara cada minuto de mi atención, la caricia que no se olvida, el gesto del que esconde y oculta. Echo de menos lo que no alcanzo y me quedo embobada en una ventana mientras el sol se inclina.
Consumida por el silencio se disipa la sombra de un septiembre mendigo de la detestable tristeza del destino que juega a burlarse ofreciendo oportunidades en las mañanas naranjas de otoño.
Preparados,
listos...¡ya! El mar está más salado que nunca y tú hoy no lo sabes: no puedes oler mi piel de lentejuelas. Preocupado estás, sin
embargo, por pulsar el on de tu teléfono móvil y no
alcanzas a ver la dirección correcta.
El sol rocía la
espuma con un spray de pirita al compás de 2/8 en los reflejos del
agua mientras un vibrante Allegro serenísimo me señala la pleamar
de la mañana.
En el mar de madrugada. Según la
dirección del aire se escuchan las conversaciones del “homo sapiens” a lo lejos.
Tal es el poder de la acústica que encuentras mascarillas vomitadas
entre tus aguas y hojas sin pecado deslizadas como lágrimas
por el viento de la mañana. Pienso en la playa y en sus arenas
movedizas, en alguna mariposa que se cruza en mi camino mientras me
acerco a la orilla de mis amores: difícil espejismo de plata. Y tú,
caminas junto a mí, pirata, arrancando a trozos mi alma desgastada
por la erosión de tus olas. Perpetuos silencios de lapas engastadas
en las rocas flotantes de tus aguas en el amanecer.
Echo de menos esos
momentos que no pudieron ser. Me dejaste atrapada por el deseo,
llorando en un balcón con dos tiestos simbólicos de forja de hierro
negra. Pasos a ciegas... (14/08/2020)
Entre tus olas, apenas las 9 de la mañana con humos de brumas entre los montes. Silencios morados mientras me desnudabas con el rasero de medir de tus ojos de tinta hueca. Se hundían mis pies en la depresión de la incógnita de la mañana sobre aquella arena mojada, libre. Así como digo, ardía feliz mi cuerpo por la pasión de saberte cerca o lejos...aunque el termómetro digital tan sólo había marcado 35,77 grados Celsius.
Era ese mi amor, de un verde alucinado rodeado de un paisaje casi amazónico a camino entre la soledad de tu orilla y mis recuerdos de otros días. Un saltamontes buscaba la energía del sol; era fósforo en tu áspero suelo, como si fuera una hierba erótica confundida por las feromonas con glaucos reflejos. Respiré el fresco abrazo de tus tempranos rayos de sol. Aquel largo paseo con tus besos salados me devolvió la vida.
Desde
la carretera, un pelotón de “Harley Davidson” rompió la belleza
del silencio de tus olas. Ya iba siendo hora de abandonar tus conchas
y piedras en el soslayo de tus labios de espuma. En aquel retorno a
mi escondite encontré un cangrejo muy preocupado , un transeúnte
sesgado que parecía querer avisarme de la inminente llegada de
cíclopes domingueros, loros parlantes, voceadores rock star con
guitarra incluida. Parecían ignorantes animales en peligro de
extinción que provocaron que mis pies se hundieran aún más en la
arena por mi pavor al griterío.
Eran ya pasadas las 11. Unos niños se pseudoalimentaban con productos envasados en paquetes de plástico poco ecológicos con nombres yanquis. Agazapada en mi tumbona oía a una mujer vociferando a un hombre tumbado boca abajo., increpándole su falta de atención, insistiendo con una vehemencia temprana inusual su falta de percepción:
“ No
sabes escuchar,no prestas atención”, le decía...Ella rozaba al
menos los 120 decibelios. El, estatua de sal sobre una toalla: ni
contestaba.
Nadie parecía estar preocupado por ningún virus de 2019...Una embarazada convulsionaba con tos perruna, la familia al completo, incluido el abuelo sentado bien cerquita. A lo lejos, una avalancha de estornudos con "doministiku" despidieron mis reflexiones entre el adiós a tus aguas. El mundo no se acaba aún.
Mucho más famosa que "Yesterday" de los Beatles, más versionada y reproducida que ella es la canción "La paloma" del vasco nacido en Lanciego en 1809, Sebastián Iraider. Siempre es casualidad aunque no lo parezca que la escuchara durante una comida como música de fondo y me recordara el diferente significado de lo que es una paloma en diferentes contextos, momentos y países. El símbolo de la paz, manipulado y convertido a nuestro antojo según las circunstancias.
La historia de la canción cuenta el mensaje de amor de un marinero que está perdido en el mar. Se dice que Sebastián Iradier se encontraba en Cuba cuando la compuso a ritmo de "habanera" junto a otras 25 canciones con el título "Fleurs d´Espagne", entre las que se encuentra la habanera que más tarde George Bizet utilizaría para su ópera "Carmen"(sin saber que era de Iradier), titulada "El arreglito". Ahí también la mezzosoprano nos dice que el amor es un pájaro rebelde...
Pero volvamos a la paloma...el símbolo de la paz. La canción que fue un gran éxito en su época fue utilizada para fines políticos de un lado y del otro. Durante la intervención francesa en México fue por un lado, una de las canciones favoritas de la emperatriz Carlota y a su vez, hecha suya por el bando republicano cambiando la letra para burlarse de la monarquía.
Durante la época nazi cuenta Coco Schumann, guitarrista y maestro del swing internado en el campo de Theresienstadt, que en Auschwitz le salvó la música y que tenían que tocar la canción de "La paloma" cuando mandaban a los niños a gasearlos en las cámaras...
Hasta Elvis Presley tiene su peculiar versión de esta canción...música en rojo y negro, como nuestra ropa interior con letra que con sangre o sin sangre entra sobre papel mojado por tristezas.
Demasiado oleaje para tan poca eslora, demasiado peso para tan poco eje. Posesión sin papel firmado, marea que se hunde, mientras un marinero remienda sus redes dando puntadas con hilo invisible en un corazón roto, hecho jirones.
Se perdía este barco en el domingo del fin del mundo, mientras se preocupaba de saber que lo perfecto no existe y que consigo mismo aún menos: todo se estropea... incluso la gracia de desearse mutuamente con desesperación.
No puede dar más de lo que ofrece. Sus labios no son suyos, sino tuyos y el calado va a romper el casco porque toca su fondo en un mar rocoso de corales que son tus ojos.
Francobordo estrecho con exceso de carga, toneladas de arqueo en el alma. Así es el frágil esquife que navega por tus aguas ahora, a punto de tomar tierra si tu no lo impides y abandonar tus aguas sabor salado menta.
Por irónico que parezca, bellos remolinos entre tus fluidos azulados sostienen aún más la esperanza del puntal de sus reflexiones en ese horizonte de un verano de 2020 que no sabe ni qué contarle a su público.
Hoy comparto con vosotros dos de mis micro historietas. El microrrelato es un breve texto en prosa. Este pequeño arte, subgénero literario que adoro (como sabéis,los que bien me conocéis) puede ser utilizado como vehículo de expresión de la fantasía y de la realidad o también, como un medio de reflexión sobre todo tipo de temas.
La brevedad de su contenido implica la utilización de las palabras precisas y concisas. La ironía, el humor, la trama breve con finales inesperados son algunas de sus características generales.
Importante es también el saber escribir un título ingenioso.
Dolorosos
pensamientos
El
viento entre ventanales mueve suavemente la delgada cortina adornada
de cenefas de flores. Un pájaro trina rápido en vuelo cruzado. Mi
música, mis libros, mi soledad...todo revolotea por la estancia
ocupándome un espacio que no me deja pensar. Se amontonan las
reflexiones sin respuesta. Me tomo una aspirina. 15/06/2020
Palabras
necias
Soltó
al aire las níveas alas escupiendo sus particulares verdades para
humillarla. En cada rincón, el rumor del cuchicheo parlante, axiomas
sin luz. Regresó la paloma con una respuesta a su ventana... un
pequeño rulo en blanco despreciando la réplica. 16/06/2020
Parezco una primeriza en el Arte de quebrar pedacitos de impresos, folios y cuartillas. Cuando fulmino el pasado estoy legando un sutil rastro de rompecabezas en la basura. ¡Me duele tanto el dedo pulgar!... como cuando las circunstancias nazis nos obligaban a hacer tapetes de ganchillo, símbolo del recato y de la decencia femenina. Entonces, no necesitábamos ser famosillas ni relevantes: sólo ser nosotras mismas con la prudencia como consejo.
En un cajón advierto sonidos de rumores con palabras sin crucigramas. Todo el pasado se me viene encima de golpe. Poesía para ti.
A veces, te siento tan cerca, tu palabra cerrada, tus abrazos tostados con protección 50. Y yo mientras, agonizando aquí (así se llama el cuadro en marrón, negro-blanco y azulado), mientras xerocopio en mi cerebro papeles olvidados antes de romperlos.
Recuerdo
tu voz fracturada trazando los puntos y comas entrecortados mientras
rubricabas una firma convulsa. Ocultaste la ceremonia de la despedida
dejando la puerta de la ilusión abierta a los inocentes. Así
partiste, con la discreción de una cadencia abierta, dejándonos
mudos mientras esperábamos el acorde final que nunca llegó. En el
fondo del cofre, tu poesía de amor, tu promesa...mi esperanza de
volverte a ver. 01/06/2020
Canto
a la desesperación
Siempre
era igual en el reparto: para ti, el príncipe alto y guapo y para
mi, el sapo enano de ojos saltones. Te sujeté más velas de las
debidas cantando montajes de milongas en tu nombre con engaños en el mío.
La paciencia no tuvo tiempo para creerme cuando le insinué que eras
una moneda falsa brillante de ojos verdes y oro en el cabello.
Aceptaba la versión que presumía de mi frágil intelecto, pobre
diabla huésped de tu caridad en segundo plano.
Aquel
escuerzo se enamoró de mis ojos tristes nocturnos mientras tú
jugueteabas con Romeo... pero se te antojó comerte un anuro de
postre fin de fiesta y así, su estampa de cromo de vuelta y vuelta
se deshizo entre tus largos dedos de pianista.
Cuando
jugaste con sus almas se te acabó la risa y surgió el infierno que
llevas dentro. Ese día me separé con enojo de tu camino tomando
otro rumbo en mis coordenadas. No he vuelto a saber nada de ranas ni
de encantamientos. Quizás aún mi mirada taciturna tiene un ritmo
funesto cuando recuerda los desesperados gritos de dolor de tus
desdichados amantes de verano. 02/06/2020
Hombre
de pocas palabras. Rodeado de flores, pájaros y almas inocentes. Un
día de primavera me regalaste unas calas: savia a cambio de nada,
plantas frescas vivas sin más recipiente que la tierra.
Mochuelo
despistado, te fuiste sin avisar y tus balcones, quedaron desnudos
sin regaderas, a merced de la lejía y el trapo limpio. Aquel
invierno crudo enfrió el encargo de mantener viva tu llama y por
desgracia, también ellas murieron. Ahora florece glorioso tu
recuerdo en un lienzo con tus brotes de aquella tarde, desde el
esplendor cetrino de mayo. (Compartido con la Asociación Escribe Lee) (24/5/2020)
Apareces agazapado en cualquier espacio. Siempre te preocupó dejar tu huella bien marcada para que yo la encontrara y así, yo nunca poder dejar de pensar en ti. Relojes y alfileres crecen en bordes de caminos, flores de saúco y tu manzanilla con anís de las tardes, en proyecto de infusión . La borraja azul se asoma por terrenos baldíos y cuando parece que ya no vas a manifestarte más...añil, zafiro violeta y lila en el fondo del paisaje, como anunciándome que estás tú.
Y esto está que arde cuando en un tiesto de travesía en mayo dorado, la palabra aproximada en azul cielo trenzada me dice: "Amor". Lobelias para recordarte, símbolo de la distinción y el esplendor. La tarde cálida y cordial que invita al deseo.
Un curriculum vitae de fracasada escribe: "No tienes madera de héroe". Y yo, con gesto derrotado comprendo que el efugio de vagar por donde tus pies hollaron mi honor me convierte en la esclava de mis imposibles sentimientos. Engañosas flores, plenas de alabanzas falsas, ¿por qué contáis mentiras?
La vida es para fuertes y yo no lo soy. A través de una lupa espejo arañabas mi guitarra para hacer que sonaran "Clavelitos"desde el calor de la terraza. Mi canto solitario era como un "single" de los años 60 y sonaba despojado de toda oportunidad para la defensa.
La voz de mi vecina, en cambio, resonaba con forma de cantante a deshoras emitiendo gargarismos y vocalizaciones sin temor al genoma de ARN polimerasa. Tú, entretanto, sin ignorar el dolor que produces cuando mueves mis labios con tus dedos (como quien destapa un velo o una botella de Laurent Perrier Cuvee Rosé) sabías pronunciar frases crueles para que un cristal derretido por la impotencia asomara por mis ojos.
Todo se está cumpliendo, todo aquello que vaticinó el señor del tiempo. Y tengo miedo. Colores rojos en mis macetas llenos de flores perfumadas aunque no lo sé. Primero abonar y regar con dedicación y luego arrancar los tallos con violencia para dejar que vuelvan a florecer para ti. Me está matando pausadamente (54 negras por minuto) este paréntesis con sentencia.
Aún recuerdo aquel tercer beso que fue mejor que el segundo y que el primero, como un vino variedad tempranillo y garnacha , como cuando saboreaba sus taninos punteados por la bandurria de hollejos y pepitas. Pero ahora mi cabeza está rota pensando en aquellos acordes que olían a resinas y alcanfor o al aceite de nuez fresca sobre mi violín hueco. Pero ya no están... La vida es para fuertes y yo, no lo soy.
Eres flor de tallo hueco, instrumento de escritura de ángeles con tinta encarnada. Entre mis dedos, tu vello pectoral enredado terso, manejable para jugar al "te deseo"... Finges, entonces, pequeñas espinas en las areolas apercibiendo mis movimientos juguetones, malogrando comerte a besos cuando tus flores con forma de trompeta me amenazan. Frustrada mi impaciencia por el deseo negado me imagino tus manos, entre flores celestinas y verónicas azules, con las mías enredadas.
Y de esa belleza escondida sin nombre, nace esa pasión reflejada en un cactus orquídea despierto por la noche, desprendiendo un perfume exquisito e intenso, mientras me cuenta algo entre tinieblas con su forma segmentada de pluma santa.
Herida de muerte estaba; se presentó un vacío a la vuelta de la curva. Revelaciones divinas con resonancias mórficas me explicaron qué canción estabas escuchando, qué color teñían tus pensamientos y qué formas querías para abrazar tus propósitos.
Yo, mientras, era el parking subterráneo donde el innombrable ADN de tus labios me expresó las inquietudes de mis ojos.Hasta el más desconocedor de la técnica de los arpegios cruzados sabía que tanto poder de seducción no podía ser saludable porque cuando te abraza la flecha, como un portazo de golpe, te duele el martirio en el pecho con nombre de amor sublime para siempre.
Soy parte de aquel pelo corto rubio rizado de unos 4 centímetros y medio sobre tu solapa, en aquella bata de tu pijama, haciendo una ese sinuosa, alargada en su punta.
Ahora, de momento, no tienes más que un plato para comer sobre la mesa, sin postre. El menú del día, tu caricia en el aire, holgazaneando con tu olor áspero ronco inconfundible, esperando a que yo lo lastime en sueños con un beso sobre su nuca.
Pero tú no quieres eso, no...quieres un completo : un todo incluido en el "pack" del viaje. Y escarbas entre cajas de cartón buscando respuestas y salidas. Se lo que soy. Aún no sé qué pintabas en aquella fotografía plena de ideas repetidas y repetitivas, excitado por inquietudes y recelos...dudo que puedas saciarte al beberme tan de golpe.
Continúo, como te decía al principio...herida, sin poder competir con esos tantos otros sabores y olores que rodean tu particular espacio. Porque sólo soy una simple rosa con espinas ubicada a una distancia prudencial de ti para no lastimarte.
Eres de esos amigos mágicos...esos, que de repente, saben darte una sorpresa inesperada y te da un vuelco el corazón. Sonó el teléfono , el messenger a decir verdad, y después de más de 30 años sin oír tu voz, fue ese placer inesperado, hablándome como si fuera ayer, como cuando solíamos quedar a las 18.30 para ir a ver un concierto de la BOS en el Campos Elíseos y luego, tomarnos unas birras en la calle Euskalduna.
Quizás si noté un ligero temblor de emoción en tu voz al principio, al decir mi nombre en diminutivo, pero luego desapareció cuando me explicabas científicamente la situación sanitaria que estamos viviendo con el virus "COVID19". Y ese maravilloso perfil tuyo de profesional como la copa de un pino que eres, ocultó brevemente a mi sensible amigo de juventud, ese que tenía unas gafas oscuras, el que se reía conmigo de chistes malos, el de los ojos chispeantes (vaya usted a saber qué escondían cuando me miraban), el de la lengua afilada, irónica y alegre... menos cuando estaba apesadumbrado por las circunstancias de su vida. Aquel cómplice al que pedía consejos cuando nos tomábamos unas copas escuchando buena música de jazz en Las Arenas o jugando al billar en Algorta. Si, aquel amigo que se enfadaba si yo desviaba mi mirada atraída por un sujeto emperifollado con "jersey de picos" de dudosa hechura casera.
Transcurre tu vida ahora, en otros negocios, a vueltas por Camerún o por otros lugares de África donde te sigues vistiendo tu bata blanca de colaborador jubilado. Te lo dije hace tiempo: estoy muy orgullosa de ti.
Seguro que sigues mirando por el microscopio mocos verdes, salivas, hasta el moho del pan de hace una semana que no te comiste. Y no será por mala gana en el comer, no, de Euskadi eres doy fe, que además de la medicina te gusta el buen yantar.
Eres un noble caballero que defiende lo que cree y en los que cree. Amigo hasta el final, quizás conmigo un amor imposible, irrealizable, platónico...eso decías tú de mi el otro día en facebook, con tu mejor estilo de Heathcliff en "Cumbres borrascosas". Si, ahí estás tú, tu esencia: el hombre que cavila, escribe, habla, lucha, ese hombre que pelea por lo que merece la pena y cumple años dejando un rastro de luz por donde pisa con su generosidad.
Siempre cuentas que me conociste tocando el doble concierto en Re M de J.S.Bach...el caso es que no me acuerdo muy bien por qué nos hicimos tan amigos. Lo cierto, es que perteneces a una parte de mi vida que me marcó como lo que soy ahora. Me sigues llamando dulcemente por un seudónimo que ya no utilizo...pero que me gusta cuando tú lo pronuncias en la intimidad, como el otro día, porque me haces volver a recordar quién era y de dónde venía, pero lo mejor, es que me recuerdas que las personas no nacen, sino que se hacen.
¿Sabes lo que más me gusta de ti? Que mucho bla, bla, bla...pero eres un romántico, R_ _ _ _ _o.
Desde que sucedió el problema con el numerónimo Y2K, cuando por omitir la centuria se produjo el fenómeno llamado "Efecto 2000", el mundo no había vivido tal espanto a la incertidumbre.
Aquello fue un tiempo en el que se temían las consecuencias de lo que un simple número podía provocar: fallos en plantas de energía atómica, colapso de comunicaciones móviles, tarjetas de crédito inservibles y un sinfín de aparatos de tecnología diversa que quedarían obsoletos o inservibles. Sálvense quien pueda decían algunos sensacionalistas, incluso había quien proponía la construcción de "bunkers" para salvar a los más listos.Si...El año 2000 pasó y nos tomamos las uvas, muchos con miedo, otros con estoicismo.
Ahora ha llegado otro número con siglas que nos asustan...COVID19, el acrónimo del inglés Coronavirus disease, 19, porque surgió o se detectó por primera vez en diciembre de 2019 en Wuhan (China). Un virus contra el que no hay vacuna, que provoca una enfermedad respiratoria aguda. Una neumonía.
Los números bailan desde entonces una danza macabra al ritmo de Saint Saens, marcando rutas por el mundo. Ascienden, descienden, se mantienen o se vuelven a recuperar...y vemos muchos muertos, con colapsos en todas las infraestructuras sanitarias del mundo con impredecibles consecuencias. Otro guarismo...sin fecha de caducidad.
"Quedarnos en casa" es el tratamiento que recomiendan los dirigentes para aislar y frenar al enemigo.
Y yo aquí sigo, persistiendo, asomada a mi ventana a veces, pensando en lo crudo de la situación, las vicisitudes de mi propia vida, los problemas de mis familiares y amigos... mientras otros, arriesgan su vida por nosotros en Sanidad, transporte, limpieza, ayuda domiciliaria, supermercados..., todo lo que está involucrado en la supervivencia humana. GRACIAS.
Gracias a todos ellos podemos seguir trabajando desde casa, o igual no...Algunos perderán su trabajo temporalmente o perderán su empresa. Y de momento, sólo podemos esperar a que las cifras desciendan, se aplane la curva de esa cúspide que parece el Shisha Pangma a 8.027 metros.
Y con esta triste crónica rompo mi silencio de estos días y mi reserva ante lo impredecible. Mucho ánimo. Quiero volver a veros... y yo también retomar mis pequeños relatos que no conducen a nada.
Hace ya mucho tiempo, se perdió por el camino una fase de mi vida. Pensaba que esa secuencia era irrecuperable. En un cruce lleno de dudas, me quedé turbada ante las posibilidades que me propusieron los avatares.
Tú, trabajando esforzadamente en mi recuperación, llevándome por caminos del pasado, enseñándome flashes de felicidad, estabilidad, cariño envuelto en celofanes de plata y yo mientras, mirando la otra cúspide de la montaña, entre un cielo y un infierno de pasiones con experimentos de ciencias que mezclan bebidas con bicarbonato de sodio, zumo de limón y kalimotxos con reserva del 2013.
No quiero renunciar a tu limpia esperanza, pero tampoco a la aventura de escalarte hasta romper la silla de la cocina de Leonard Cohen y cielos si, yo también gritar Hallelujah porque si, has despertado ese monstruo de la pasión que llevo dentro y aunque no quiera, siento tus labios invisibles esté donde esté acosando mis minutos.
Eres una aventura con un vacío gramatical y yo, una moneda atrapada en el carro del supermercado.
Nadie debería de navegar tanto en mi cuando hago solitarios que no tienen solución.
En la autopista, vuelvo a barajar las cartas y anonadada observo en mi adelantamiento, palillos chinos que se mueven en un volante sin manos acelerando un coche para intentar llegar a un curso de sexo sin llamar al 112.
Igual no debería preocuparme tanto por nada, pero sigo indecisa.
Pues si..., entre colmenas se escuchan las voces de los vecinos desde el pianissimo al fortissimo... y entre vocablo y vocablo, algunos pisos deshabitados se transmutan en trasteros de lujo. Las corrientes siguen fluyendo debajo de ese puente cerca de la calle del tiempo pasado, llevadas por su "be water my friend" a otra calle que promete tiempos mejores.
Una palabra suena en la oscuridad, un grito; en un intento de fuga de esa jaula tan grande que un dueño sin permiso traficó para ella.La cocina del carnaval aún no ha terminado. Azotando el viento que todo lo derriba, te propone preparar unas torrijas y no tienes escapatoria.
Llegará pronto el 8 de marzo y la reina de la colmena no puede comprar su libertad. Y suena un golpe seco en la lejanía porque no tenía fuego para flambear la tostada con ron o brandy al gusto. Un suspiro y un lloro ahogado.
La vecina que fuma maría sin dañarse los pulmones les deja unas cerillas. Por fin, el silencio.
En la semioscuridad de mi improvisado spa Hamman, las luces de colores de las velas piensan por mí. Contemplo las gaviotas revoloteando sobre los tejados denunciando mi relajante bañera decorada con cortinones, inmensas ventanas en mi imaginación y el cuadro de una mujer desnuda, que soy yo, en el reflejo del espejo coronando el ambiente.
Baco, frente a mi, dejaba caer chorros de agua desde su boca y yo de frente, impotente ante la violencia de género atiendo el sonido del ukelele de mi vecina cantando "All you need is love".
Fui a visitarte un atardecer color violín. Tu rostro impaciente. Las calles llenas de tranvías que marcaban oportunidades perdidas entre sirenas de bomberos y de ambulancias jugando, como si fuera un partido de tenis dobles, premio efecto Doppler. Al fondo, el rastro de un sabor a cicatrices entre olor a marihuana y tablas abandonadas por algún desaprensivo, en aquellas esquinas entre basuras de la oscuridad.
Recuerdo que hace tiempo, cuando cruzaste la antesala de mi vida, oía las voces en francés como ecos incomprensibles que con el tiempo se me han hecho familiares. Ahora parece que todo será más fácil. Cuando me encaminé a tu casa, los estratos del cielo parecían machones que me indicaban en cada tramo palomas escondidas en rombos de pastillas Juanola, entre edificios decadentes de piedra caravista, con escaleras de caracol desgastadas e inseguras. Así es Burdeos, la ciudad del vino.
Y allí te dejé como otras veces, tatareando la canción de qué será será...porque lo que tenga que suceder, sucederá. Ya florecen los almendros, te dijo mi voz esperanza variedad "género menor", calzándome tacones en un esfuerzo de demostrar que estoy a la altura de las circunstancias cuando te digo adiós.
No me marché como vine, estaba más cansada y triste de lo habitual, entre pantanos y cúmulos en el paisaje. Marcaban 21 grados.Un petulante bugatti descapotable de 1926 se burlaba del invierno mientras me adelantaba... Recordé lo delicioso que estaba el croissant y el pan de pasas y nueces del desayuno contigo.
Estelas limpias de aviones me marcaban la dirección de retorno a casa.
Del amor que ahora tanto se habla yo contaría.... que cuando te enamoras no sabes el porqué, sencillamente sucede.
Me confesó que no podía dejar de contemplarme a escondidas mientras trabajaba delante del ordenador, mientras caminaba con mis libros con mi mirada perdida entre los pasillos, pensando en vaya a saber qué, moviendo graciosamente mis caderas, buceando torpemente con mi miopía o buscando a alguien en la sala. Le atrapé su mirada embobada en el reflejo de la ventana del cristal antireflectante oscuro, fotocromático al ver mi sonrojo ante su admiración.
Me declaró tantas cosas ese día... Y yo le hablé y le pregunté por una canción y una película Skyfall de Adele, a sabiendas de que sus ojos testificaban estar más enamorados que nunca.
Cuando te enamoras, te sientes inútil, abrumado con esa impotencia del no saber porqué.
Pero sencillamente, sucede.
Hoy aún se cómo te gusta provocarme acechándome en mis posturas más complicadas mientras adoras mi fingida sumisión y mis rabietas de la tarde. Me quedo con eso, ese amor imposible, de aquel deseo utópico con aquel espía que me amó: el 007 del amor...y entiendo que la sorpresa en tus ojos persistirá cuando aún me vigilas.
Entre las arterias del paisaje de árboles de invierno, la niebla se presentó más pronto que nunca con la música de Erik Satie difuminada en el gris blanquecino de la madrugada. Durante toda la mañana, pensé muchas ideas que se quedaron en la nube colgadas, sin que pudiera pronunciarlas, ni siquiera apuntarlas en un papel, envolviéndose y encogiéndose como ensortijadas en una trenza mientras te recordaba degustando un vino D´Berna de Godello.
Y aún empapada de ese sabor fresco y de paso largo por boca, no encontré razón alguna para abrir el sarcófago y salir a hacer vida normal entre consumidores de ajos y evangelios dominicales con comuniones de carnes en fusión.
El gollete de la vasija de aceite fracturado pedía a gritos emigrar al reciclaje de la vuelta de la esquina y muchas de las especias de la estantería, caducadas en el 2018-19 ser renovadas sin dilación. Me puse a esa faena y a otra.
La impresora dejó de funcionar por falta de tinta. Imprescindible.
Con todo esto, pensé que la vida debería de ser otra cosa, pero no es.
Reducimos la existencia al gasto, al dispendio y al hacer uso de lo que se tercie.
Recordé mi primer pensamiento escondido en un cúmulo tempranero, uno de esos propósitos inocentes que me sugería, voluptuoso, disfrutar más de esa silenciosa mañana, del vivir sin tener... No nos vamos a llevar nada, pero parece que todo se depositará en la antesala del cenotafio de nuestra tumba para recordarnos los desvaríos de nuestra propia estupidez.
Tengo tu sonrisa indeterminada en mi álbum de fotos en un paisaje desdibujado, calado de colores cetrinos.
No se qué fue de aquel hombre reflejado en esa encantadora estampa y de aquellos ojos de mirada calculadora aceitunados grises, heridos por el paso de las oportunidades no adquiridas.
Lenguas viperinas decían que tenía una amante en cada puerto, que era un marinero errático...
A veces, considero los momentos que reposaron sus manos en las mías, uniéndose entrelazados los verbos del presente. A veces, sopeso los comentarios ajenos que me miraban ladeando la cabeza con lástima y me decían que era un fantasma en la niebla.
No sé qué camino tomó, en qué desvío dejamos de dirigirnos la palabra, pero tengo su espíritu en esa vieja fotografía y se a ciencia cierta, que ese día, me amaba. Por lo demás, el tiempo pasó y de esa borrosa instantánea solo me queda un microfilme atesorado entre plásticos protectores para revelar su alma atrapada de nuevo, con ese fondo difuminado con detalle en una cabina oscura con ácido acético.
Siguiendo el protocolo del onanismo visual, en este mundo que sabe destrozar lo bello y lo hermoso de un plumazo, me despierto, por el contrario, admirando los amaneceres.
También, después de descubrir el esplendor de la tarde me quedo con la decadencia de esos grises azulados del atardecer, borreguitos en los pliegues de los labios del mar, que van desapareciendo hasta que entra la noche de invierno... demasiado oscura, sin luna que la ilumine.
Descalza a veces, me asomo desde el balcón del anochecer con los mismos ojos que descubren todas las mañanas el rojo violáceo que se disuelve sobre las 8.30.
Ya sé que tú, mientras, estarás divagando como siempre con los matices de la perfección para ajustarte al ceremonial del reglamento: ese fastuoso y preciso instante en el que tú sacas tu escopeta y pretendes cazarme al vuelo.
Como si fuera una burla del destino...los estorninos pintos vuelan en bandadas con un gracioso planeo en linea hacia el cobijo de mi jardín, huyendo del coto pagado a golpe de chequera.
Y yo,...al final de este maquiavélico ritual, con un puntual estremecimiento , siempre me pregunto lo mismo...¿Tanto me deseas?
Ya tienes lo que querías. Derrochas como ninguna billetes de todos los colores en prendas de Chanel y Loewe. Sabes mirar por encima del hombro al que no llega a tu categoría social y con tu soberbia habitual, retiras tu palabra con una torva mirada, o te haces la sorda ante las palabras audaces de aquellos pobres insectos.
Ya posees de todo: dinero, casa, fama... e incluso, a quien humillar cuando te apetece. Tan sólo se te escapó aquel pequeño detalle, como una golondrina que revolotea antes de la primavera: el verdadero significado del amor. Es inconcebible cómo a alguna vil criatura se le ha podido ocurrir la impertinencia de desaparecer de tu vida, sin que la hayas podido machacar a gusto. Sorprendente.
Estaría bien saber qué hace esa pobre cucaracha sin tus brillantes ideas y tus sabios consejos . ¿Vivirá aún. te preguntas? Estaría bien poderla aplastar un ratito más de vez en cuando y ver su carita tonta de pena para poder sentirte más feliz que una perdiz.
Es deplorable su imprevista fuga de la jaula después de la última afrenta y del desprecio habitual. No sabes cómo lo logró.¿Será fácil hacerla regresar de nuevo poniendo carnada de bondad y misericordia en la puerta de la mazmorra?
Y mientras meditas sobre esto te viene a la mente con disgusto un posible atisbo de felicidad en su bobalicón rostro y piensas lo odioso que puede ser una vida tan simple sin tu permiso.
¿Por qué se conforma con lo más sencillo de la vida? ¿Por qué cuando llora sabe lo que es el amor y yo no lo sé? Si pudieras robar esos pensamientos, arrebatarla esa pasión, destrozar sus paparruchas...
Si...,ya tienes lo que querías, energúmena de poder y gloria. La honestidad y la casta a tu servicio...,sin embargo, esa colilla molesta debería de estar en la basura y desaparecer del mundo por tu propio bien.
Parece que el aire está más vacío que nunca, más hueco, como si se burlara de tus reflexiones.¡Cómo molesta el futuro cuando no se conoce! Y el carpetazo a esta crónica es una sentencia muda, escondida tras un telón beige.
Eras la mejor haciendo un pespunte cruzado, sabías fregar con Fairy o hacer la masa para las croquetas, sólo que ya eso, es muy vulgar para ti. Tienes demasiada categoría para esas paparruchas. ¡Ah!...también contabas los chistes muy bien.
Casi se han silenciado los petardos, pero aún hay rumores de las gotas de invierno de champán, celebraciones en familia y comilonas sin operación bikini. Y pienso yo ahora en lo que viene. Se ha ido repentinamente el sol frío de la tarde ocultado entre montañas imperturbables. Cierro los ojos con tristeza, comprendiendo la rueda de la vida que gira y que repite la historia del retorno engañándonos con las palabras "The End" al final de lo que nunca termina.
No hay esperanza para las grandes hazañas. La única salida parece ser la contemplación en la rutina del crujiente dolor que se acostumbra al color marrón atezado del cercado del redil. Y una vez hechos los propósitos del 2020 y sus promesas , ese brindis por el año nuevo que nos engaña otra vez, con esperanzas que nunca sucederán.
Más de lo mismo. ¡Qué afortunados son los que tienen ilusiones! Debería de existir una enfermedad que inoculara ese virus...Disculpen mi pesimismo.
Encajo cada momento como viene, con el coraje decidido a escuchar las noticias de la radio que hablan de incendios en Australia, bombas en Siria y Afganistán, violaciones en Nochevieja, infiernos de mafias, suicidios, ancianos abandonados, familias enfrentadas y plásticos por los océanos.
El hábito de lo ordinario no me anima, la verdad. Y esa letra con ritmo de reguetón termina con mi paciencia por hoy. La risa tonta-floja de los opios del pueblo inoculados por televisión también. Todo es divertido...y por si acaso, siempre nos quedará el fútbol.
Aquí tienen su realidad, señores. Y los niños al psicólogo del TDH mientras apuramos un txupito de orujo de hierbas en el bar de la esquina con los amigos, conocidos por un día.
Parece que llueve...y yo, con la ropa sin planchar.