domingo, 17 de abril de 2016

El arte de la obsesión






Cuando deseamos algo con intensidad, se mezcla el querer con la ofuscación. Si no se consigue, se sufre por esa perturbación llamada obsesión.

Los artistas han reflejado sus obsesiones y deseos mil y una veces mediante la técnica de la idea fija, el leitmotiv o motivo o tema, como queramos llamarlo. Estos motivos se simbolizan en todas las artes, mediante un personaje, un objeto o un sentimiento, por ejemplo.

Para Dalí, Gala era su tema favorito. Berlioz enamorado locamente de Henrietta Constance Smithson, puso en su Sinfonía fantástica el tema de su amada imposible en todas las formas y tonalidades que pudo. Así, la idea fija o su obsesión se transformó en una melodía. Como esos poetas románticos que traducen en palabras su deseo constante por un amor imposible.
El secreto de una obsesión se trató en profundidad en el séptimo arte en la película "Ciudadano Kane": Rosebud, el único recuerdo feliz de su infancia.Y a este respecto, señalaremos la obsesión de Alfred Hitchcock por las rubias en todas sus películas : Kim Novak, Grace Kelly, Ingrid Bergman, etc..., una obsesión reconocida.

En arquitectura, se distingue al artista por sus detalles, sus ideas fijas...así se reconocen a todos los que crean por sus repeticiones en diseños o delineaciones. Y no se si es mala la obsesión al ser tan recurrente y expresiva, al ser un reflejo de nuestra alma y quizás, si mostramos nuestras obsesiones es cuando nos despegamos de ellas y las compartimos para que sean admiradas, contempladas con amor y respeto. Yo creo que no.

No digo lo mismo de esas ofuscaciones del cerebro que conducen al deseo individual haciendo daño al resto: las obsesiones secretas para satisfacer nuestro ego.Ahí se produce el delirio y la enfermedad.
Esas desviaciones que violan, matan y desean sin control y que cuando no lo consiguen recurren a la venganza o al despropósito.

Por eso en poesía, se dice que el que habla de obsesión, no habla de amor sino de relaciones destructivas, de venganza y de posesión.
Os dejo un poema "Fragmento de una balada" de Elisabeth Eleanor Siddal (1829-1862)

Muchas millas sobre el campo y el mar
Hasta que mi amor pudo retornar,
De sus palabras no tengo recuerdos,
Sólo el de los árboles y el gemido del viento.

Y arribó listo para tomar sin daño
La cruz que he cargado por años,
Pero las palabras llegaron lentas
De aquellos fríos y mudos labios.

¿Cómo sonaban mis palabras lentas y plenas,
En aquel gran corazón que amó en la pena,
Venido a salvarme del odio y el dolor
Y a confortarme con su delicado amor?

Sentí al viento golpeando frío, gélido,
Y a la bruma roja acariciar la puerta;
Sentí que el hechizo que sostenía mi aliento
Se quebraba, viviendo siempre muerta.