Eres de esos amigos mágicos...esos, que de repente, saben darte una sorpresa inesperada y te da un vuelco el corazón. Sonó el teléfono , el messenger a decir verdad, y después de más de 30 años sin oír tu voz, fue ese placer inesperado, hablándome como si fuera ayer, como cuando solíamos quedar a las 18.30 para ir a ver un concierto de la BOS en el Campos Elíseos y luego, tomarnos unas birras en la calle Euskalduna.
Quizás si noté un ligero temblor de emoción en tu voz al principio, al decir mi nombre en diminutivo, pero luego desapareció cuando me explicabas científicamente la situación sanitaria que estamos viviendo con el virus "COVID19". Y ese maravilloso perfil tuyo de profesional como la copa de un pino que eres, ocultó brevemente a mi sensible amigo de juventud, ese que tenía unas gafas oscuras, el que se reía conmigo de chistes malos, el de los ojos chispeantes (vaya usted a saber qué escondían cuando me miraban), el de la lengua afilada, irónica y alegre... menos cuando estaba apesadumbrado por las circunstancias de su vida. Aquel cómplice al que pedía consejos cuando nos tomábamos unas copas escuchando buena música de jazz en Las Arenas o jugando al billar en Algorta. Si, aquel amigo que se enfadaba si yo desviaba mi mirada atraída por un sujeto emperifollado con "jersey de picos" de dudosa hechura casera.
Transcurre tu vida ahora, en otros negocios, a vueltas por Camerún o por otros lugares de África donde te sigues vistiendo tu bata blanca de colaborador jubilado. Te lo dije hace tiempo: estoy muy orgullosa de ti.
Seguro que sigues mirando por el microscopio mocos verdes, salivas, hasta el moho del pan de hace una semana que no te comiste. Y no será por mala gana en el comer, no, de Euskadi eres doy fe, que además de la medicina te gusta el buen yantar.
Eres un noble caballero que defiende lo que cree y en los que cree. Amigo hasta el final, quizás conmigo un amor imposible, irrealizable, platónico...eso decías tú de mi el otro día en facebook, con tu mejor estilo de Heathcliff en "Cumbres borrascosas". Si, ahí estás tú, tu esencia: el hombre que cavila, escribe, habla, lucha, ese hombre que pelea por lo que merece la pena y cumple años dejando un rastro de luz por donde pisa con su generosidad.
Siempre cuentas que me conociste tocando el doble concierto en Re M de J.S.Bach...el caso es que no me acuerdo muy bien por qué nos hicimos tan amigos. Lo cierto, es que perteneces a una parte de mi vida que me marcó como lo que soy ahora. Me sigues llamando dulcemente por un seudónimo que ya no utilizo...pero que me gusta cuando tú lo pronuncias en la intimidad, como el otro día, porque me haces volver a recordar quién era y de dónde venía, pero lo mejor, es que me recuerdas que las personas no nacen, sino que se hacen.
¿Sabes lo que más me gusta de ti? Que mucho bla, bla, bla...pero eres un romántico, R_ _ _ _ _o.