Parezco una primeriza en el Arte de quebrar pedacitos de impresos, folios y cuartillas. Cuando fulmino el pasado estoy legando un sutil rastro de rompecabezas en la basura. ¡Me duele tanto el dedo pulgar!... como cuando las circunstancias nazis nos obligaban a hacer tapetes de ganchillo, símbolo del recato y de la decencia femenina. Entonces, no necesitábamos ser famosillas ni relevantes: sólo ser nosotras mismas con la prudencia como consejo.
En un cajón advierto sonidos de rumores con palabras sin crucigramas. Todo el pasado se me viene encima de golpe. Poesía para ti.
A veces, te siento tan cerca, tu palabra cerrada, tus abrazos tostados con protección 50. Y yo mientras, agonizando aquí (así se llama el cuadro en marrón, negro-blanco y azulado), mientras xerocopio en mi cerebro papeles olvidados antes de romperlos.
Casi no puedo esperar más a escuchar tu voz.