En el mar de madrugada. Según la
dirección del aire se escuchan las conversaciones del “homo sapiens” a lo lejos.
Tal es el poder de la acústica que encuentras mascarillas vomitadas
entre tus aguas y hojas sin pecado deslizadas como lágrimas
por el viento de la mañana. Pienso en la playa y en sus arenas
movedizas, en alguna mariposa que se cruza en mi camino mientras me
acerco a la orilla de mis amores: difícil espejismo de plata. Y tú,
caminas junto a mí, pirata, arrancando a trozos mi alma desgastada
por la erosión de tus olas. Perpetuos silencios de lapas engastadas
en las rocas flotantes de tus aguas en el amanecer.
Echo de menos esos momentos que no pudieron ser. Me dejaste atrapada por el deseo, llorando en un balcón con dos tiestos simbólicos de forja de hierro negra. Pasos a ciegas... (14/08/2020)