martes, 21 de enero de 2020

Protocolo de las decadencias






Siguiendo el protocolo del onanismo visual, en este mundo que sabe destrozar lo bello y lo hermoso de un plumazo,  me despierto, por el contrario, admirando los amaneceres.
También, después de descubrir el esplendor de la tarde me quedo con la decadencia de esos grises azulados del atardecer, borreguitos en los pliegues de los labios del mar, que van desapareciendo hasta que entra la noche de invierno... demasiado oscura, sin luna que la ilumine.
Descalza a veces, me asomo desde el balcón del anochecer con los mismos ojos que descubren todas las mañanas el rojo violáceo que se disuelve sobre las 8.30.
Ya sé que tú, mientras, estarás divagando como siempre con los matices de la perfección para ajustarte al ceremonial del reglamento: ese fastuoso y preciso instante en el que tú sacas tu escopeta y pretendes cazarme al vuelo.
Como si fuera una burla del destino...los estorninos pintos vuelan en bandadas con un gracioso planeo en linea hacia el cobijo de mi jardín, huyendo del coto pagado a golpe de chequera.

Y yo,...al final de este maquiavélico ritual, con un puntual estremecimiento , siempre me pregunto lo mismo...¿Tanto me deseas?