martes, 29 de enero de 2013

Yo, robot


Isaac Asimov, escribió la obra "Yo, robot" , un compendio de pequeños relatos cortos o cuentos, analizando la moral aplicable a supuestos robots inteligentes. El conjunto musical Alan Parsons Proyect utilizó este material literario para componer la obra "Yo, robot" en los años 70. La secuela fue una película en el 2004 protagonizada por el actor Will Smith ya un poco alejada de la verdadera temática de la obra.

Fue una de las obras de obligada lectura cuando realicé estudios en inglés en mi juventud y me impresionó enormemente. Nunca hubiera imaginado allá por los años 80 que la tecnología y la robótica pudieran avanzar tanto hoy en día y que yo viviera para ver como este relato de ciencia ficción se va haciendo realidad poco a poco.

 El último experimento ha sido la invención de un robot compositor en el certamen de Robcon en México. El año pasado en Barcelona se presentó también un niño robot compositor llamado Icub que era capaz de oír una orden y de convertirla en acción. Toca un instrumento musical y forma parte de un proyecto que pretende asociar la neurociencia y la tecnología.

Así pues, la robótica del futuro pretende, como en la obra de Asimov, integrar aparatos que serán estimulados emocionalmente para poder servir a la sociedad en un futuro. La pregunta obligada es saber donde está el límite. ¿Sucederá como en el relato de "Liar" de Asimov, que el robot leerá nuestras mentes y no nos dirá la verdad para no herir nuestros sentimientos? o, como en "Circulo Vicioso" que ¿el robot optará por no obedecer la orden dada y protegerse a sí mismo?

La humanización de los aparatos y el reino de la tecnología en nuestras vidas está logrando que la presunta comunicación sea más fría y se deshumanice. Echo de menos una carta escrita a mano en mi buzón, tantos mensajes por el chat, correos electrónicos, palabras flojas aquí y allá....pero pocas miradas a los ojos y ofertas con el corazón. Se nos está olvidando hablar.
Yo si os quiero.