viernes, 15 de julio de 2011

El séptimo arte




Voy muy poco al cine. Suelo oir siempre el chiste malo ese de que ahora son sonoras y en color y por añadidura en 3D.

Al llegar a la taquilla, por cierto vacía de gente ,¡inaudito!,en día de estreno de "Las reliquias de la Muerte",vease: último folletón por entregas de las historietas del Sr. Harry Potter...como digo, nos ofertaron la posibilidad de verla en 3D.Teniendo en cuenta que en la última ocasión que visualicé una peli en semejantes condiciones casi entregué mi vista, decliné amablemente.
Al final, optamos por la vieja usanza, que por cierto, sólo quedaban 7 asientos libres para verla. Se vé que tuvimos suerte y las butacas que nos tocaron no eran nada malas.El cine para dos 14 euros. Bueno, aceptable, para dos horas y cuarto de entretenimiento.Pero luego hay que pasar por las palomitas, los chuches y las bebidas, total otros 14 euros.Ya un poco caro.En fin.

Pero, ¿qué es el dinero cuando podemos ver "in situ" ,el enfrentamiento final entre el Bien y el Mal que llega a la saga de Harry Potter, y con él termina una de las historias más épicas jamás contadas?, decían unos jóvenes de aspecto de rata de biblioteca a mis espaldas del cine.
Entraba gente discretamente en la sala....todos salidos de la mismísima biblioteca de frikilandia, familias con niños abducidos por el fulgor de la pantalla que desparramaban por completo sus regalices por la sala con el consiguiente lloriqueo, comentarios salidos de la wikipedia, conversaciones de adolescentes enemigos del botellón y del tabaco y jugadores de esas maquinitas llamadas "play" , "gameboy" o algo así.El cine no se llena.

Comienza la peli después de un turre de un cuarto de hora de publicidad. Mis amigos, los entendidos de atrás, piden a gritos una renovación de ésta. De repente,un fogonazo de luz y una inyección de decibelios agogó. Cine para sordos.
Me centro en la acción. Intento centrarme en la acción. El espectáculo es impresionante. Hay un momento en el que el malo quiere atacar al bueno. Está la cosa que cruje, sobretodo a mi alrededor. Aquel ruidillo de las palomitas, la latita de cocacola, el paquetito de patatas, la boca que se abre comiendo ávidamente nachos sin queso y sin ningún tipo de ritmo ni pudor ,mandibulas mascando con pasión cualquier mejunje o amigo de las caries que se preste a tal fin.
No sé qué era más terrible y horroroso si el monstruo cíclope que salía en pantalla o aquellos ávidos seres de sustancias y bebedizos que me rodeaban.¡Ay si Boris Karloff levantara la cabeza!
Rezaba internamente para que no me estropearan el momento romántico de la película en la que los dos enamorados se abrazan , bien soltando un improperio o un eructo o bien con algo similar. Mi oración en vano. El estruje de la cocacola y la risa ahogada...


No ha pasado el tiempo. El séptimo Arte sigue vivo.Con esta sesión he vuelto a mi juventud, a aquella adolescencia perdida donde comíamos pipas en el cine social, la gente hablaba y soltaba alguna parida que otra.A veces, ni nos enterábamos de qué iba la película... Es una lástima que el cine sea tan caro y que cierren tantos cines. Es más cómodo y económico para la mayoría el home-cinema y reunirse con los amiguetes, pero nos perdemos ese encanto tan destructivo que tiene la comunidad de amantes del septimo arte. Cada film tiene su público. La próxima elegiré una de Mr Bean, a ver qué pasa.

Ir al cine de vez en cuando...aunque sea una vez al año y no os perdais el ambientillo.Es impresionante.¡Qué mundo este!