Estaba ahí de pié, debajo del arco formado por dos árboles de distinta especie, hermanos que se abrazan sin importarles su origen. Estaba , como digo, mirando aquel pájaro en lo alto del tejado, erguido, orgulloso quizá de pertenecer al anochecer, como yo, absorto en su momento, ignorante de lo que ocurre a su alrededor....entonces pensé mientras sentía la fragancia de la primavera nocturna, en lo bello que es no preocuparse por nada y dejar que nuestros problemas se acaben de golpe, sin pensar en qué sucederá mañana, si estaremos seguros o podremos afrontar lo que venga.
Así, he dejado que se vierta en mí y en mis sentidos, la inocencia del momento,ese esplendor de los frutos y las plantas despues del frio invierno,ese pulular de los insectos , la abundancia de todo ser viviente que resurge de su letargo y ese olor especial....ese olor limpio y sano.
Así deberían de ser siempre nuestros pensamientos: limpios y sanos,sin deseos mundanos, sin ningún objetivo, sin querer alcanzar nada. Solo esperar sin espera, ensimismados ,contemplando el brillo plata que se refleja en las hojas ,en esta noche mágica. Aquí,en soledad y en silencio donde la serenidad me acompaña.