martes, 26 de marzo de 2013

Vocación




La palabra vocación proviene del latín vocare que quiere decir llamar y se aplica normalmente a un significado referido a la aspiración de las personas que buscan desarrollarse o iniciarse en una profesión, carrera o empeño.
La aptitud para conseguir ese anhelo palpita con frecuencia dentro de cada persona y se manifiesta naturalmente. Hace falta, sin embargo, escuchar esas señales con atención, pues es fácil que por diferentes circunstancias del momento,  esas vocaciones no se puedan desarrollar.
A menudo, surgen pasados los años, las aficiones tardías y con ello viene la reflexión, la lucha interna y la externa por querer lograr y dominar aquello que la musa no nos inspiró en su día.
Dormidos, como sonámbulos en esta vida, jugamos entonces, a querer ser y, ¡cuán triste es examinar, que aquella fruta que antaño rechazamos, a veces, ya no se puede tomar!
Aún así, hay vocaciones adultas, como las religiosas o las artísticas, que están sembradas en las almas aletargadas y que un día, de repente, se despiertan y pueden sorprender al mundo entero.
Muchos deseos frustrados por padres intransigentes, obcecados en que su hijo estudie otra carrera más importante..., pero son pasiones que nunca mueren y permanecen escondidas para manifestarse cuando ya no hay peligro de represión interna.
Es cierto, que muchos descubren su verdadera aptitud a una edad respetable.
Ahora que lo has encontrado, ¿vas a dar marcha atrás? No debería suceder así.
El hombre que encuentra en su camino su verdadera vocación no debería retroceder, sino disfrutar de esa llamada del destino.