lunes, 27 de agosto de 2012

El maestro




Hace poco me contaron una anécdota, de las muchas que suceden, desde luego, en las orquestas profesionales. Estaban realizando un ensayo para la grabación de un disco y el maestro insistía machaconamente un pasaje de la obra (El pájaro de fuego, concretamente). Los músicos estaban ya muy cansados pero no decían nada.
De repente, el concertino tiró su arco al suelo, harto ya de tanto repetir y ante la estupefacción del director y de la orquesta dijo:"Hace ya mucho que tocamos lo mismo y para usted, maestro, el resultado no ha mejorado, no sé qué es lo que quiere conseguir. Lo siento mucho, pero así no puedo". Se puso de pié con su violín y salió de la sala dejando a todos con la boca abierta. Por supuesto, el ensayo se acabó.
Nunca en toda su vida como profesional de la música le había sucedido algo así . Nunca nadie le había replicado o se había atrevido a hacerlo.
En otra ocasión y en esta si que estuve yo presente, un maestro que desconocía la obra que debía de dirigir se fue quedando paulatinamente solo cuando los músicos  advirtieron la falta de control y de dominio de la situación. El director tampoco comprendió porqué la gente se marchaba. Cegado por su alto ego profesional solo sabía expresar su rabia indicando la falta de profesionalidad de todos.

No digo yo que debamos lapidar a estos dos directores , no...pero si que analicemos la situación que se nos presenta para aprender algo sobre los demás y sobre nosotros mismos. ¿Qué hubiéramos hecho nosotros?
La no conformidad con una situación conlleva a la réplica instantánea, la queja o la pregunta insidiosa. Bien es cierto también que hoy en día, ante la crisis económica que soportamos, aunque estemos disconformes con una hipotética situación, el miedo a perder un empleo  impide  la expresión con libertad.
El maestro viene impuesto por la empresa y la empresa es la que determina quien se queda y quien se va. En el primer caso, el concertino se marchó y en el segundo caso el director fue despedido y se contrató otro.
No sé si es justo o injusto.
 El respeto a un maestro es más que una tradición histórica o que un deber del artista. La obediencia a sus directrices son necesarias para el buen funcionamiento de la comunidad. Aún a sabiendas de que son equivocadas, influenciadas o absurdas el músico obedece sin chistar y luego, entre bastidores, despotrica para descargar toda su rabia contra él. ¿Es eso acaso justo?
Si podemos elegir y tenemos la fortuna de estar en el sitio que deseamos y con las personas que queremos no hay más que hablar. Si tenemos el maestro con el que nos entendemos y podemos dialogar eso es lo perfecto.
Si no podemos elegir y las circunstancias nos colocan en un empleo circunstancial donde encima nuestro director es un dictador insondable con el que el diálogo es imposible....ajo y agua o en cuanto puedas, busca otro empleo.