jueves, 2 de junio de 2011

¡Hablame tierra!


La tierra tenía un bello manto rosa, regalo del sol, su esposo, que la adornaba y la protegía."Ponte este manto tejido con mis rayos " le dijo" que quiero verte bella siempre....no sabes cuánto te amo"

El Sol lucía espléndido también, alimentado por la Tierra que cocinaba para él .Parecía un dios radiante .....y los seres que habitaban la tierra empezaron a adorarlo. Le cantaban canciones, le recitaban versos, le ofrecían sus cuerpos. El mundo se dividió en dos partes: aquellos enceguecidos por los rayos del sol y aquellos que protegían la tierra.

Fenix era un joven que protegía la Tierra, pero que también respetaba al Sol y notó con pena cómo la Tierra lloraba en silencio y no decía nada a su esposo de lo que le sucedía.
Había puesto un cercado en su casa para protegerlo y los amigos del Sol lo habían traspasado, pisando sus cosechas, quemando y anegando sus árboles, tierras, playas; sus costas desaparecían y aquello que con esfuerzo y trabajo había conseguido se estaba desmoronando. Pero el Sol no parecía darse cuenta de nada cuando ella se lo advertía.

"¿Qué puedo hacer yo para que dejes de llorar?" le preguntó con cariño. La Tierra no hablaba...sólo lloraba desconsolada. Tan triste estaba que olvidó colocarse su bello manto rosa y en un descuido le desapareció . Entonces la Tierra habló y suplicó a Fenix que encontrara su manto rosa.

Mientras la Tierra se derretía abandonada y con ello su vida se extinguía poco a poco,Fenix buscaba sin descanso noche y día el manto de su amada Tierra sin encontrarlo. Hasta que el Sol se dió cuenta...

Al ver que la Tierra había perdido su regalo, encolerizado , la trató con desprecio, olvidando el amor que se habían profesado durante siglos.
Era el fin.... Fenix observó con pena cómo el Sol distraido con tantos halagos y engaños posaba otro manto sobre los hombros de otra mujer.
La Tierra fallecía sin consuelo.