El otoño, es la estación del cambio, donde lo voluminoso se vuelve pequeño, lo viejo deja paso a lo joven. Gigantes limones amarillos, dejan espacio a los pequeños y verdes.
La calabaza se desprende de sus fibras para endulzarnos el paladar. Lo amargo, lo soso, lo ácido restaura su ser para hacerse apetecible, exquisito y delicado.
A así, mientras se altera el espacio, se elabora la transformación de las cosas. Una forma personal de sentir el otoño.
