domingo, 11 de agosto de 2013

Mangas verdes







No dejo de emocionarme cuando escucho la bella canción renacentista Greensleeves (mangas verdes), porque si es cierta la leyenda que circula sobre ella, es además de una ofrenda de amor, una expresión de deseo y ambición.
Imagino una bella figura vestida de color esmeralda, rechazando a su cortejador, calculando sus posibilidades de que la pasión desenfrenada de ese loco obsesivo, realizara cualquier acción para conseguir ser reina de Inglaterra, su codicia secreta.

En su torreón confinada, una reina justa y bondadosa iba a ser repudiada por el apetito insaciable de un hombre ciego de amor y anhelo. Un cisma en el eje de la iglesia: el anglicanismo. ¿Qué importa si el amor es verdadero?
La ambición y el deseo,aturdidos el uno por el otro, sin medir las consecuencias.

Conseguido el capricho, aquella pasión , como un sueño de un demente un día acaba. Y no hay vuelta atrás.

Cierro mis ojos e imagino enternecida por una infinita compasión, al oír Greensleeves, casi como si la viera caminar, orgullosa hasta el cadalso, donde su verdugo cortaría con un acertado golpe su cuello.

 El hombre que la declaró su adoración, en brazos de otra.