viernes, 23 de agosto de 2019

El tren de la vida









Entre lienzos y mermeladas, notas musicales y micrófonos indiscretos dibuja la vida los momentos que no volverán. Hay muchos besos que no se dieron, caramelos sin azúcar de sacarina amarga que piden rectificar su sabor.Y mientras tu viajas, aquí, allá, mis pinceles se mueven casi solos buscando el color que no encuentro para darle sensación a mi ser.

Caen frutos de los árboles...algunos secos como pinturas agrietadas que no sirven ni para dar gusto. No me cuentan nada nuevo. Siempre he sabido que aquello que presentía en muchas personas era verdad: la ingratitud y el olvido.
Busco y rebusco en los matices, en los comportamientos de la naturaleza humana antes de dibujar el rostro de un ideal.Me encuentro con desilusiones y me digo, ¡qué tonta de mi, que sabía que no me iban a entusiasmar! Pero a la vida, hay que darle siempre una oportunidad. Desestimar el factor sorpresa me parece demasiado triste...¿Por qué no tener esperanza? Quizás todo pueda cambiar. Y con esa ocurrencia me muevo por el mundo, explorando sabores, colores, sonidos, aromas y el tacto de la piel que amo.

Ahora me maravillo por los tonos que no me ven, sonidos desafinados, olores cambiantes que se impregnan en mis manos, que cuando se posan en mis labios inyectan los 5 sabores hasta en mi sangre. Se desliza el viento suave entre mi pelo, alborotando mis bellos recuerdos de este verano. Y así, se acaba agosto...entre melancólicos lienzos, mermeladas amargas, notas musicales dolorosas y micrófonos indiscretos, cerrados para no escucharme... (algo así he dicho antes, si, pero no he hablado del origen del letargo de mi tiempo, quizás en otro momento).

En el silencio de la iglesia se estremecerán muchos corazones limpios con el sonido de mis cuerdas, hercios desplazándose hasta las almas de los que saben escuchar.Y volveré a sonreír con mi discreción contenida, como la chica sencilla de la canción de Mocedades, volveré a las aulas para enseñar aprendiendo, como no, y volveré a moverme en el espacio tiempo con mi cuerpo y mi espíritu combativo.

Y cerca de mi ese tren de la vida.

martes, 13 de agosto de 2019

Historias del mar: epílogo








Hoy está tu marea más viva que nunca adornada por diamantes de Perseidas en el cielo y es casi plenilunio, con Venus rondando tu luna. Cualquier cosa mágica puede pasar solo contemplando tus aguas de ensueño poderoso, protagonistas de mis relatos de agosto.
Nadie debería poder impedir tus ondulantes insinuaciones, pero por desgracia, el ser humano es capaz de destruir tu belleza y la de toda la Atlántida siempre ávido de poder y egoísmo hasta el final.
Morirán tus sirenas entre vidrios no reciclados y garrafones de petróleo. No volverán las blancas gaviotas a pescar más que porquerías y tus barcos regresarán repletos de plástico y basura.
Y el evocador, poeta mar de mis sueños, morirá de artrosis de tanta marea sucia o envenenado por los Borgia mientras devuelve pateras a sus países de origen.
Me resisto a creer que esos amaneceres y  atardeceres donde invento mis historias desaparecerán con un tsunami apocalíptico provocado por el descuido humano.
Me quedo absorta, vislumbrando la llegada de un pre- otoño anunciada por la luna nueva de agosto. Pero aún es pronto. Disfrutemos de tu embrujo y sigamos escuchando las historias estivales de todos aquellos que las cuenten, porque el mar es millonario en leyendas tristes, alegres y hermosas.

Y en mi epílogo de estos sencillos relatos llenos de amor, me gustaría añadir un texto de recuerdo escrito por mi en el año 2013, titulado "Duda" relacionado con la lucha sobre la violencia de género.Acosadores, mirones como el Sr.Bates, psicópatas...Un recuerdo de un problema que persiste.


DUDA (ISABEL BRAVO 2013)

Eres como la mar. Cuando me adentro para acercarme a tus olas, me esquivas y te apartas. Mas, cuando ya triste me retiro, te revuelves entre mis piernas para decirme, te quiero.
Así, como el perro del hortelano, me tienes vagando entre tus aguas, minando mi fuego para transformarlo en roca y tu amor, tan imposible, de tan arriesgado, se hace creíble.

Escarbo con mis uñas entre tus arenas para buscar las raíces de tu sabiduría y me entregas conchas vacías, dolor entre mis dedos, fatiga en mi espalda...de recompensa por mi paciencia, un ápice de vida .
Restituyo aquello que me dejaste ver, como si fuera un libro secreto, unas palabras que sólo puedo ver un segundo para dirigir mi vida por siempre jamás.

Invento estas extrañas frases para expresar mi compasión, mi afecto, toda la sensibilidad que transporto cuando te sonrío.Y como una gota más que soy en tu océano, quiero perder ese miedo a llamarte, a dirigirme a ti con mi inocencia de siempre y que me mires de frente eternamente.
Mientras escribo, siento las olas, jugando entre mis dedos, como tu, como deshojando una margarita con picardía, astuta travesura la tuya,  meciéndome siempre en la hamaca de mi propia incertidumbre.

domingo, 11 de agosto de 2019

Historias del mar (3ªparte)







Hace mucho tiempo que te había visto, puede ser que la timidez me impidiera acercarme. Desde una de tus calas, tus aguas trasparentes me saludaban y tal que así, acepté tu invitación. Adentrándome por uno de tus caminos de madera  rápidamente, sin preámbulos, me quedé admirando tu estampa . Ya me tenías, como siempre, a tus pies. Izquierda, derecha, arco arriba, arco abajo...dudé como si tuviera que digitarte y poner arcos a tu música para mi violín, hoy convertida en un vals de amor de Shostakovich. Por fin,  no se si fue un guiño del sol o mi tendencia natural la que me llevó al lado oeste.

Al fondo, se me presentaban zonas rocosas adheridas a la montaña. Caminando por tu orilla, tus manos jugaban conmigo atrapando cada paso que daba; me hundías en tus arenas movedizas enterrándome hasta el tobillo sin pudor alguno. Aguas limpias, pero lo tuyo, no parecía juego limpio. No sabía qué tramabas.
Tus olas locas  no eran tan bravas todavía, pero chispeaban a mi paso como riéndose de mí. Ya estaba a punto  de decirte...y hoy, ¿qué me vas a enseñar, maestro? Y sobrecogiéndome, te adelantaste diciendo : hoy te lo doy por escrito, aprende bien la lección.
Detrás de mi, un inmenso graffiti en la roca rezaba: " Solo paro contigo el tiempo"; y dos corazones rojos a cada lado, adornaban la frase.Entonces, me acordé que el amor existe, que gracias a el sobrevivimos y que es la razón de nuestra existencia. Tú hablándome de amor, sin embargo, tú que tentabas mi fragilidad  allí donde golpeaban las olas. Tú, que te apropiabas de los cuerpos humanos hasta llevarlos a tus profundidades y después de zarandearlos, los abandonabas varados, inertes, en cualquier orilla.  Hoy, sin embargo, hasta tu secretario, el Sr. cangrejo parecía más simpático que nunca y todas las circunstancias indicaban que iba a volver a caer en tus brazos. Pero no, me negué a ser un capricho tuyo y girándome, me encaminé hacia el este.

En el suelo, conchas rosadas nacaradas brillaban en tus espejos y no se si fui yo o el suave aire de la mañana los que te hicimos fruncir el ceño. Querías que me bañara. Monitores y niños de una escuela de surf se acercaban a saludarte y poco a poco, llegaba gente. Oí hablar en italiano y alemán.Mientras tanto, seguías hundiéndome con cada pisada hasta que llegué al final del camino. Allí, estaba tu esposa, la ria, fusionada a tu cuerpo; tranquila y orgullosa, sabiendo que es parte de ti, sin celos de ninguna de tus concubinas. Una relación abierta.

Retorné el paso hacia mis cosas posadas en tu arena mientras el sol ya desperezado, golpeaba con fuerza. Ya era hora de  irme a casa. Pero me perdí. Parecía una jugarreta espacial. No encontraba mi bolsa y mi toalla, incluso desconocía a la gente que allí había. Me angustié,perdida en una playa que había cambiado su marea y de repente, me pareció otra muy diferente, inmensa y extraña.
Extraviada en el triángulo de las Bermudas. "¡Isabel, Isabel !", siseaban tus malditas amantes vestidas de espuma cervecera. Inspiré y volví al oeste recordando "Solo paro contigo el tiempo" y el tiempo se paró y pasó, como en la canción de "Casablanca" mientras estuve perdida en donde no había pérdida; sin poder pedir ayuda a Sam para que tocara su canción al piano, al menos,  para mi.. Como una idiota vi mi bolsa verde fosforito finalmente, al lado de mi silla donde supuestamente mi fantasía no me dejaba ver. Había vuelto del Enterprise.
Y mientras me sentaba  resoplando de forma muy poco femenina, un grupo de personas buscaban a una niña y su madre desaparecidas. El padre angustiado llorando, socorristas en alerta. "Se habrán desorientado", decía una mujer...Al de un rato, aparecieron. "La marea, la sensación del espacio tiempo"...repetían.
A modo de despedida, me acerqué a tu orilla... me invitaste a entrar otra vez, jugando a quererme un poco, rodeándome por la cintura y luego, me despedí.
Volveré, bribón.

viernes, 9 de agosto de 2019

Historias del mar.(2ª parte)









¡Qué placer poder contemplar desde la orilla tu éxtasis por la tarde! Hoy tu playa rebosaba vida,repleta de gente. El agua, sin embargo, tenía otro color: marrón verdoso pH8.3, con olor a reggaeton. Aún así, merecía la pena buscar el mejor sitio para poderte examinar,aunque no demasiado cerca porque la marea estaba subiendo.

Allí estaban los niños de Sorolla jugando desnudos boca abajo con sus vientres sobre tu arena; las mujeres paseando con sombreros de paja porque hoy hacía mucho calor y no había ni una sola nube. También estaban los cuerpos cubistas de Picasso con sus pechos desnudos de diferentes tamaños y formas; mujeres que hablaban por los codos salidas de una película de Almodovar y Popeyes desconocidos sin Olivias a las que salvar, marcando tableta.Al fondo, se escuchaba una torre de Babel en euskera, en español, en inglés, árabe, chino, francés...Era el mundo en su salsa; pero en este pil-pil, tu seguías como siempre, frente a mi, tentándome para que fuera a tu encuentro y me enseñaras otra lección.

La arena  hoy, no era fina y en tu orilla abundaban las ramas de árboles, de polvo negro desintegrado por las cáscaras de mejillones, algas , piedras y alguna que otra porquería mezclada con la suciedad del maravilloso ser humano que no recicla sus compresas o plásticos en Agenda 21.

A pesar de eso, nadie hacía ascos a tus aguas. No hay duda de que la repugnancia puede ser superada por el amor. Mi pies pasearon por el antiestético caldo salado tan diferente hoy del otro día. A mi paso, tus poros,abiertos por agujeros de pulgas de mar, parecían espinillas en tu frente. Las olas más altas rompían cerca de mis pies como incitándome a entrar , mientras los niños se deslizaban con sus tablas divertidos.
Cambié el rumbo de mis pasos y me dirigí a una zona más rocosa , protegida, donde tu suelo era más limpio. Entonces, me entregaste el segundo pliego de pensamientos. De lejos, recordé cuando había estado allí, cuantas veces y con quien y si fui feliz y ¡ay! si que lo fui... Así mis lágrimas, brotaron inocentes y se fundieron con tus ojos mientras el alma de tu espuma me incitaba golpeándome en las rodillas.
Parecías reírte de mi. Tu nunca fuiste inocente.
Un pequeño velero  al fondo, insignificante al lado de la montaña,se asomó para decirme agur en el ocaso, mientras la silueta de un  paddler remaba hacia la otra orilla.

martes, 6 de agosto de 2019

Historias del mar . (1ª parte)







No dudé que ibas a ser mío cuando acaricié con los dedos de mis pies los pliegues de tus labios mojados. Brillaba tanto tu  rugosa epidermis alcalina, que parecía tuvieras espejos en el suelo laminados por las suaves olas del mar. No vacilé al pisar firmemente sobre tu cuerpo y adentrarme entre tus aguas en soledad; y yo tan singular, como el ángel de Poe, te poseí la primera, en esa mañana gris de agosto.
Vano sueño, pensé,  el de aquellos que creen que un bautizo entre tus aguas cura las heridas o  ayuda a olvidar. En el barullo de tus cabellos de algas, piezas de un cámbaro muerto y conchas de mejillones vacíos, como recordando mi carpe diem cotidiano.
Si acaso, noté un espejismo, estando mis piernas atrapadas a tu merced, si; una fantasía que me brindó de una fuerza desconocida por mi: palabras de valor y razones para seguir adelante.
El sol estaba escondido entre nubes y cavernas de rocas. Escuché algo parecido a un trueno y miré al cielo pensando que era tormenta, pero no, era tu voz entre los huecos, animada por el viento que golpeaba entre las piedras. Allí, ensimismada con tus caricias, escuché voces de niños a lo lejos, personas que se acercaban y a mi izquierda un repentino personaje siniestro, como salido de una película de Hitchcock que me observaba fijamente. No sabía cuánto tiempo llevaría así.
Mantuve la mirada desafiante y de este modo, logré que el  cambiara la suya. Ojos al frente, pensé, y seguí caminando hacia una pared cercana entre el azul y el verde y el rojo de las algas. Norman Bates proseguía calculando los grados sexagesimales y centesimales de mis caderas y hasta de mi busto protegido por un bikini semiestampado azul; tanto que, dándose la vuelta, pareció ruborizarse de sus pensamientos y retrocedió. Me zambullí entre tus brazos 180 grados, para evitar el acoso visual del personaje de Psicosis y luego, ya no pensé más en el.
En un momento, entregándome, me diste junto con tu abrazo frío, todos los elementos para que los analizara  y fue, tu cloruro sódico penetrándome por la piel,  el último placer antes de salir. Una pareja de enamorados a mi lado, jugaba entre besos y arrumacos a mojarse poco a poco. El joven aupó a la chica entre sus brazos y se entregaron a los juegos del agua. Luego, un niño con su madre gritó, ¡mi piscina particular! y ocupó otro espacio sobre tu cuerpo.
Así pasaron otros personajes, paddlers sobre su tabla Sup, navegando una ola con sus remos sin cantar ninguna canción hawaiana. La playa nublada, (23 grados exactamente), se iba llenando de gente...pero yo ya había logrado lo que quería: ser tu alumna aventajada y saborear tu excelencia.El mar, mi maestro.

Al recoger mis cosas para marcharme, vi al misterioso Sr. Bates reaparecer detrás de mi de la nada. Con su móvil en vertical...o leía un mensaje en una botella, o sacaba una estampa. Misterio.