domingo, 17 de febrero de 2019
Colores y sombras.
Cuando la ira y las palabras violentas dejan una ventana abierta, las apariencias se desenmascaran.
El fruto del fingido contenido de una vida se disuelve en un soplo de aire frío. La imagen de las horas del trabajo de lo artificial, se diluyen en ese vulgar segundo .
Parece que el sol tiene más luz de lo habitual y el oxigeno se torna sombrío. El perejil está verde.
Pero nadie dice lo que es, ni lo que piensa. Se ha parado el reloj para siempre.
Ajusto las manecillas de las hojas de mis plantas, que respiran el olor a ozono de la mañana y miro con melancolía el ayer. Se que el día va a pasar irremediablemente así de taciturno , y no voy a querer poder acordarme de nada que me evoque un luto por el qué dirán. Tengo que podar las rosas.
Tus ojos de mil colores, aún reflejados en mis pupilas entretienen mis pensamientos. Tengo dudas sobre sus tonalidades porque no me dejas mirarlos . Eso sí que es preocupante..., mucho más que gritos y desprecios que no tienen solución. Lo tuyo si se puede resolver con la luz adecuada.Quizás tenga la ocasión de atraparte en esa milésima.
Se oye un llanto. Mientras escucho el silencio, calculo el tiempo que tardaré en robar tu verdadero fulgor para que sea mío. Pienso que necesito llevarlo al bosque encantado de mis ojos para interpretar tus destellos con mi música del mañana.
Es más fácil tararear colores que sombras, los gritos ya no se escuchan.
Isabel 2019