jueves, 30 de enero de 2014
La verdad
Es una virtud la franqueza ,aunque unas veces se agradece y otras resulta molesta. Nos enfada o nos irrita cuando esa verdad incómoda revela lo oculto entre la niebla. Un humo que se evapora después de un incendio y descubre secretos velados inconvenientes o desagradables.
Se dice que las personas sinceras son molestas o bordes porque actúan sin miramientos, no temen la veracidad y así como se dice también que el oído es la segunda puerta de la verdad y la primera de la mentira, esas personas honradas no se suelen confundir.
Tienen acierto casi siempre porque hay que oír lo que nos dicen, interpretar lo que te cuentan y andar con pies de plomo; aunque ya lo dice el refrán que antes se coge al mentiroso que al cojo.
Cuando la verdad se presenta, se hace difícil encajarla. Vaya usted a saber si es por miedo, cuando las consecuencias nos asustan, aunque no nos asuste vivir en una mentira. Quizás pueda ser por la vergüenza, lo cual es una incongruencia . Incoherente es que no no avergonzamos de nuestros actos cuando son moralmente reprochables.
Contenemos la verdad por respeto...
Recuerdo un caso de un célebre presentador de televisión que negó su homosexualidad para no hacer daño a su familia y que al morir sus padres, declaró sin tapujos su condición ante los medios. La excusa para encubrir o tapar su realidad era el hipotético respeto, pensando que la ocultación de la verdad pudiera ser beneficiosa o reportara tranquilidad a sus seres queridos.
La moderación y la reflexión es un regalo espiritual precioso: el que piensa antes de actuar, medita sus acciones y no se deja dominar por la pasión . Así se halla la serenidad interior necesaria para abrir su corazón a los demás y exponer qué es lo que le preocupa.
Con la mentira no se puede vivir. Es un gusano que extrae nuestra fuerza vital, no nos deja pensar claramente y nos transforma en monstruos serviles del sufrimiento.
La verdad tiene sus riesgos también. Una pequeña sombra basta para eclipsar la luz que nos iluminaba y así, mostrarnos ante todos cómo somos con el riesgo de perder el respeto y la reputación.
La verdad es espontánea, libre de oscuridad....puede ser nuestro espejo del alma, si queremos. Si no caeremos en brazos de la vulgar falsedad y nuestra vida será una patraña.