Es sabido que en el transcurso de nuestra vida hay un ciclo vital esencial que pasa desde el nacimiento, la juventud, la fase adulta y la vejez.
Para algunos, estos periodos de tiempo se realizan y para otros, por circunstancias diversas, se truncan.
La etapa del nacimiento viene asociada a la dependencia con los adultos, la juventud a la búsqueda de la propia identidad, la fase adulta a la realización personal y la vejez ,al descanso y la meditación.
J. Rosseau escribió la obra "Emilio" en 1762, aportando al sector educativo un valioso testimonio de una pedagogía renovadora para su tiempo y perfectamente aplicable a la sociedad actual.
Con la base filosófica de la Ilustración se propugna la idea de la educación integrada por ciudadanos libres que participan y deliberan sobre la organización y los asuntos públicos. ¡Ay, si Rosseau levantara la cabeza y viera lo que hay hoy en día en el sistema educativo y en su organización!
La participación falla, la organización cambia continuamente, los criterios no son fijos y se analiza muy poco las realidades de los sujetos en estos ciclos de la vida.
¿Acaso no deseamos todos una sociedad más justa y participativa donde no se discriminen las ideas y donde todos podamos expresarnos con una libertad respetuosa?
Desde el nacimiento comienza la educación del adulto y nuestra influencia sobre él. Desde la primera caricia, desde el primer rechazo, la primera palabra, se produce la pérdida de la inocencia, de la ignorancia del saber...A través de la experiencia , se aprende.
Es la juventud el espejo de la educación recibida, negativa o positiva, según se mire o se juzgue.
Vuelvo a Rosseau y a su "Emilio" , donde predica que el conocimiento es la base de la formación del hombre, pero las normas, las reglas ... inhiben nuestra libertad. Las artes nos hacen ser más sabios y nos hacen comportarnos de una forma adecuada y agradable frente a los demás, pero no es nuestro comportamiento natural.En vez de crear una unión entre los seres humanos, crea la desigualdad entre ellos.Por eso ,cita a las artes como importantes en la educación humana, desde luego, pero sin el uso excesivo de ellas.
Habla de la música y de la importancia de la melodía, como la expresión sincera de los sentimientos y huye de todo lo artificial en las artes, de la composición armónica y de todo lo preconcebido y antinatural.
¿Qué puede ser más hermoso que una sonrisa espontánea, que un tintineo natural de la voz, que una mirada franca?¡Imagina esa estampa!
Y eso, con esto acabo, está en todos los ciclos de la vida, ese llanto al nacer, ese sonrojo al hablar de amor, esa paciencia en los ojos de mi maestro, esas manos arrugadas de dos ancianos acariciándose.
¡Qué bello puede ser vivir, si te dejan!