El artista no busca, no tiene sed de saber. Se despierta con la idea de escribir una frase, levanta sus ojos y pinta el paisaje que descubre su alma. Aquel que crea,tiene una inquietud en su espíritu y no se deja perturbar por la sabiduría ajena sino que marca su propio camino.
Su espíritu es libre. No piensa si será necesario conocer todo lo que esconde el repicar del ritmo de las gotas de agua, tan solo plasma lo que siente.
Como decía Rainer Maria Rilke en "Cartas a un joven poeta":
Ser artista quiere decir no calcular ni contar: madurar como el árbol, que no apremia a su savia, y se yergue confiado en las tormentas de primavera, sin miedo a que detrás pudiera no venir el verano.