Le añado el azucar, la canela y el limón .
y mientras hierve te miro, me miras, nos miramos......
Ahora bajo mi vista y reposo mis ojos en la cazuela.
No debí mirarte como lo hice.
Cuando hay amor en la mirada,
los ojos, delatan.
Noto tu sonrisa burlona,
mientras remuevo la salsa.
No puedo volver a mirarte,
ni siquiera me atrevo,
y me giro, casi mareada.
Quizás le eché poco azucar,
un poco más de agua, busco excusas.....
Acabo mi trabajo y me marcho.
En la puerta me aguardas,
te digo hasta mañana, patrón.
Tu no dices nada.
(Historias de amor y fogones)