domingo, 24 de mayo de 2020

Calas de primavera: intercambio





Intercambio

Hombre de pocas palabras. Rodeado de flores, pájaros y almas inocentes. Un día de primavera me regalaste unas calas: savia a cambio de nada, plantas frescas vivas sin más recipiente que la tierra.
Mochuelo despistado, te fuiste sin avisar y tus balcones, quedaron desnudos sin regaderas, a merced de la lejía y el trapo limpio. Aquel invierno crudo enfrió el encargo de mantener viva tu llama y por desgracia, también ellas murieron. Ahora florece glorioso tu recuerdo en un lienzo con tus brotes de aquella tarde, desde el esplendor cetrino de mayo. (Compartido con la Asociación Escribe Lee)  (24/5/2020)





martes, 19 de mayo de 2020

Entre flores: casi amor







Apareces agazapado en cualquier espacio. Siempre te preocupó dejar tu huella bien marcada para que yo la encontrara y así, yo nunca poder dejar de pensar en ti. Relojes y alfileres crecen en bordes de caminos, flores de saúco y tu manzanilla con anís de las tardes, en proyecto de infusión . La borraja azul se asoma por terrenos baldíos y cuando parece que ya no vas a manifestarte más...añil, zafiro violeta y lila en el fondo del paisaje, como anunciándome que estás tú.

Y esto está que arde cuando en un tiesto de travesía en mayo dorado, la palabra aproximada en azul cielo trenzada me dice: "Amor". Lobelias para recordarte, símbolo de la distinción y el esplendor. La tarde cálida y cordial que invita al deseo.
Un curriculum vitae de fracasada escribe: "No tienes madera de héroe". Y yo, con gesto derrotado comprendo que el efugio de vagar por donde tus pies hollaron mi honor me convierte en la esclava de mis imposibles sentimientos. Engañosas flores, plenas de alabanzas falsas, ¿por qué contáis mentiras?

Parece amor...casi, a veces.

sábado, 9 de mayo de 2020

Clavelitos








La vida es para fuertes y yo no lo soy. A través de una lupa espejo  arañabas mi guitarra para hacer que sonaran "Clavelitos"desde el calor de la terraza. Mi canto solitario era como un "single" de los años 60 y  sonaba despojado de toda oportunidad para la defensa.

La voz de mi vecina,  en cambio,  resonaba con forma de cantante a deshoras emitiendo gargarismos y vocalizaciones sin temor al genoma de ARN polimerasa. Tú, entretanto,  sin ignorar el dolor que produces cuando mueves mis labios con tus dedos (como quien destapa un velo o una botella de Laurent Perrier Cuvee Rosé)  sabías pronunciar frases crueles para que un cristal derretido por la impotencia asomara por mis ojos.

Todo se está cumpliendo, todo aquello que vaticinó el señor del tiempo. Y tengo miedo. Colores rojos en mis macetas llenos de flores perfumadas aunque no lo sé. Primero abonar y regar con dedicación y luego arrancar los tallos con violencia para dejar que vuelvan a florecer para ti. Me está matando pausadamente (54 negras por minuto) este paréntesis con sentencia.

Aún recuerdo aquel tercer beso que fue mejor que el segundo y que el primero, como un vino variedad tempranillo y garnacha , como cuando saboreaba sus taninos punteados por la bandurria de hollejos y pepitas. Pero ahora mi cabeza está rota pensando en aquellos acordes que olían a resinas y alcanfor o al aceite de nuez fresca sobre mi violín hueco. Pero ya no están... La vida es para fuertes y yo, no lo soy.