Estamos llenos, cuando la soberbia nos ocupa,vacíos cuando se marcha.
Un corazón pleno de amor, se vacía cuando el olvido nos llena.
Se va una emoción y nos invade otra con una fragancia distinta.
Es solo un instante el vacío, un desierto vacuo
que no tiene ni una flor.
Derramando el agua, observamos lo que queda disponible en nuestra alma,
para llenar otro hueco de esperanzas o desilusiones.
Completamos lo vacío con lo que nos complace y nos hace feliz.