jueves, 27 de noviembre de 2014
El poder del átomo
La semana pasada estaba muy preocupada porque no encontraba un texto adecuado para mis alumnos de 3º de ESO que hablara de la enseñanza musical en su nivel de aprendizaje y de las dificultades que nos encontramos los profesores para transmitir nuestras enseñanzas. Buscaba un texto humano, no un escrito científico que hablara de conceptos y procedimientos, no de unidades didácticas ni de todas esas sandeces que nos hacen estudiar para preparar las oposiciones.
No dudo yo, sin embargo, que la teoría o la técnica no sea necesaria, pero digo yo, que son sandeces si lo comparamos con el verdadero aprendizaje que es la transmisión de los conocimientos desde el corazón, desde la creencia de que lo que hacemos sirve para algo y que el saber que Alfonso X el Sabio y sus Cantigas de Santa María no va a ser un aprendizaje fundamental y crucial en sus vidas, sino que será un complemento más para formar su propia instrucción.
Estaba en esto, cuando encontré un escrito sencillo realizado por un alumno de ese mismo curso, con un nivel muy adecuado que hablaba de la importancia de la música en nuestras vidas. Hasta ahí todo muy bien, pero seguía dándole vueltas al tema, pensando en nuestro papel y de cómo compartimos nuestras experiencias de transmisión profundas y cómo nos preocupa a la hora de enseñar cosas como la apatía, el desánimo o las dificultades de los alumnos brillantes machacados por alumnos nefastos y el oscurantismo obligado de los alumnos grises que jamás podrán brillar con luz propia.
Para esto están las famosas pautas que dan psicólogos y educadores superprofesionales, muchos alejados de la enseñanza pública desde hace años, que escriben libros a mansalva y que nos dan consejos genéricos y venden libros, compartiendo ideas y citas por internet ,diciendo cómo tenemos que dirigirnos a los alumnos en las aulas. No digo yo que no sean útiles . Pueden ser ciertamente respetables, pero no son suficientes ni son lo que necesitamos en la mayoría de los casos para llegar al corazón de un adolescente porque hablamos de personas individuales, seres humanos con una experiencia propia y una situación particular.
Ser nosotros mismos delante de ellos nos puede hacer vulnerables. El equilibrio es la clave, dicen los expertos con el consiguiente desgaste personal que nos acarrea a los docentes. No arriesgamos hasta un límite lógicamente. Es la enseñanza un tema fascinante en el que un protagonista principal es el maestro que debe ser generoso e instruir en la vida dejando un legado sin omitir el ingrediente secreto. Recuerdo una anécdota que contaba mi maestro de violín que hablaba de un profesor de flauta que decía " yo tengo un secreto para tocar la flauta que jamás se lo contaré a nadie", y el me decía, " para como tocaba....mejor que no se lo enseñe a nadie".
No podemos morirnos sin dejar un recuerdo, una pequeña luz que ilumine a nuestros descendientes, a la gente que lucha por un mundo mejor donde la educación sea un derecho universal.
Ahora miro con ternura un examen de un alumno de 1º de ESO. Las voces masculinas son: el tenor, el bajo y el átomo......la más aguda el tenor y la más grave el bajo, el átomo en el medio.
Y es este poder del átomo,el que me hace sonreír, esa imaginación del adolescente ante la adversidad. Mañana ningún alumno y este en particular, olvidarán cuales son los tipos de voces.
Un abrazo a todos los que enseñáis y os involucráis en la enseñanza.