jueves, 18 de octubre de 2012

La extravagancia




Un reciente artículo periodístico resaltaba que psicólogos y psiquiatras destacan que la extravagancia no es una enfermedad. En este escrito se define la extravagancia como el estado de ciertas personas a las que no les importa lo que piensan los demás y se salen del molde cotidiano logrando así ser más felices, optimistas e idealistas que el resto poseyendo además  un sentido del humor muy desarrollado y una curiosidad tan grande como la de un niño.
De hecho, muchos de estos extravagantes son a veces artistas o científicos, ya que son actividades muy relacionadas con la creatividad. Así, se perciben como seres especiales que ven a su alrededor un mundo lleno de oportunidades para expresar su creatividad.
No hay duda. Todos somos diferentes. Unos más atrevidos que otros para realizar las cosas más absurdas o fuera de lo común que algunos otros, que son más cohibidos, menos ocurrentes o quizás una pizca más tímidos y les cuesta más dar el salto y mostrar su lado oculto sin importar lo que piense nadie.

En mente tendremos a muchos artistas o famosos que han hecho de su capa un sayo: Ágata Ruiz de la Prada, Cayetana de Alba, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Lady Gaga, David Bowie, Albert Einstein etc...
Cuando hablamos de extravagancia lo asociamos al ridículo y así se refleja en el diccionario un significado  un poco peyorativo que dice que es un adjetivo que se aplica a la persona que se comporta, habla o viste de una forma rara o poco común.

Me parecen fascinantes las muestras en la Naturaleza de flores extrañas, de árboles poco comunes, de animales originales. Así, si la misma Creación es creativa, con formas, procesos, colores infrecuentes, ¿porqué debería de ser  ocultada la extravagancia humana?
El gusto por lo raro o lo llamativo crece en la jungla de nuestra sociedad y muchas veces no lo aceptamos porque no es nuestro gusto. Es comprensible.
La tolerancia se puede educar como cuando probamos un plato exótico y nuestro paladar lo rechaza, pero respetamos que a otros les agrade.La extravagancia se puede degustar como un plato tentador a nuestro alcance en medio de una plaza pública llena de gente.¿Qué mal puedes ocasionar con un poco más de sal en tu plato?