Turandot, la Pura, será la esposa de aquel que, siendo de sangre real, resuelva los tres enigmas que ella le propondrá. Pero el que afronte la prueba y resulte vencido ofrecerá al hacha su cabeza soberbia.
El desconocido príncipe, sometido a la dificil prueba logra superarla.
Los tres misteriosos enigmas de Turandot son resueltos y queda a merced del desconocido vencedor. El emperador de China la obliga a ser la esposa del hombre que adivinó sus enigmas, pero el desconocido principe, viendo temblar de miedo a la princesa le propone un enigma: Mi nombre no sabes, dime mi nombre...dime mi nombre y al alba moriré.
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- ¡Que nadie duerma!
- ¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
- ¡También tú, oh Princesa,
- en tu fría habitación
- miras las estrellas
- que tiemblan de amor y de esperanza...!
- ¡Mas mi misterio está encerrado en mí!,
- ¡Mi nombre nadie lo sabrá! No, no.
- Sobre tu boca lo diré
- Sólo cuando la luz brille
- Cuando la luz brille
- ¡No, no, sobre tu boca lo diré!
- ¡Y mi beso fulminará el silencio
- que te hace mía!
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- Su nombre nadie sabrá...
- ¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!
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- ¡Disípate, oh noche! ¡Ocúltense, estrellas! ¡Ocúltense, estrellas!
- ¡Al alba venceré!
- ¡venceré! ¡venceré!