Arena: hoy dormida en la playa
y mañana cobijada
en los senos del mar:
hoy del sol y mañana del agua.
A la mano que te oprime
le cedes blanda
y te vas con el primer viento
galán que pasa.
Arena pura y casquivana,
novia versátil y clara, te quise por mía
y te estreché contra el pecho y el alma.
Pero con olas y brisas y soles te fuiste
y me quedé sin amada,
con la frente dada al viento que me la robaba,
y la vista al mar lejano donde ella tenía
verdes amores en verde posada.
Pedro Salinas (Presagios,1923)