martes, 18 de marzo de 2014
Oración
Sola con mi espíritu descubro mi alma a través de la oración: un acto íntimo donde la filosofía del rezo busca el origen y nuestra razón de ser. Pero no se reza sin sentido. Incluso esos melódicos mantras, rosarios interminables cristianos, invocaciones judaicas o coránicas tienen el significado del recogimiento, el encuentro con uno mismo y la recompensa de la nada.
El sentido del rezo se descubre cuando realmente es necesaria la oración. Rezar no sobra, falta. ¿Nos acordamos de rezar habitualmente o sólo cuando nos asusta la vida? Un día, de repente, nos damos cuenta del porqué rezamos y donamos una repentina importancia a las palabras o a la simple acción con fundamento.
Parece que con la plegaria es más fácil que algo se mueva en nuestro interior para dedicarle más tiempo a trabajar desde el corazón, vigilar nuestras acciones con propósitos correctos, movernos con suavidad con nuestros semejantes, acompañar a los enfermos, hacer nuestras tareas diarias con esmero, prestar atención a nuestras palabras.
Y es curioso que muchos que imploran o suplican en sus palabras , no piden nada a cambio porque nada se les concede y sin embargo... siguen rezando.
Una oración:
"Estimula mi llamada individual
por tu fuerza creadora.
Dame el coraje
de expresar tu diversidad
en cada uno de mis gestos.
No autorices el sueño de mi alma
y el desarrollo
de la falsa seguridad,
por la repetición mecánica
de los símbolos con que tú me alimentas.
Restaura la capacidad primordial
de la creación ternaria,
tiempo del símbolo,
tiempo del gesto,
tiempo de la palabra.
Ayúdame a inventar
la oración creativa,
sello de tu alianza,
para que mi práctica purificada
vuelva a dar la vida
al pueblo al que pertenezco
sobre esta Tierra,
según tu voluntad. "
Myriam (1999)