lunes, 15 de diciembre de 2025

La frustración en el arte.

 








En 2010 el director y guionista de cine francés René Féret (1945-2015) dedicó una de sus películas a Nannerl Mozart, hermana del famoso músico vienés. Es un film de un valor biográfico interesante que, como otros sobre artistas, compositores o músicos, con seguridad  contiene datos ficticios, imprecisos o de cierta dudosidad. En este se habla de una supuesta relación amorosa platónica con el Gran Delfín Luis de Francia. No se comenta nada sobre Franz D´Ippold, sin embargo,  un militar que pidió su mano y que fue rechazado por su padre Leopoldo, para posteriormente casarla con un noble.

Lo que sí se refleja en esta película, es la complicada vida de las mujeres talentosas de la época Clásica y lo difícil (prácticamente imposible) que era poder desarrollar sus capacidades artísticas sin ser calificadas de prostitutas.

Anna Maria Mozart (1751-1829) es un claro ejemplo de la frustración y la obediencia, de la renuncia al talento; aunque, gracias a la actividad comercial de su padre y hermano Wolfang tuvo la posibilidad de viajar por muchas ciudades de Europa y destacar como intérprete del clave y el pianoforte inventado por Cristófori, además de tocar el violín y cantar de maravilla como se muestra en la película.

Lo cierto es, que este triste caso de la Historia donde se frustra una vida y un talento sobrado por el mero hecho de ser mujer nos hace estremecer e incluso, al final de la visualización del film aflorar una lágrima de congoja e impotencia con el momento (probablemente inventado) en el que Nannerl asume su condición femenina y quema sus partituras y composiciones en la chimenea de su vivienda provisional en París y así, renuncia a su genio para doblegarse a las condiciones del momento que le tocó vivir: casarse, ser ama de casa, parir hijos, dar un heredero (a ser posible) y comprender que el arte y la música es como aquel anuncio del brandy español Veterano de los años 60 : cosa de hombres.