Tengo la palabra. Muy pequeñita, por cierto. Mi blog es un sitio privado donde no admito comentarios. Al no permitir ese debate público sólo tengo dos seguidores. Es una razón muy plausible que al no dejar opinar la gente no se apunte ¿No lo creen? Desde entonces, han entrado, sin embargo, 44.786 personas. Si lo pensamos bien, no es mucho, teniendo en cuenta que fue inaugurado en el 2008 como si fuera un experimento científico, sin muchas pretensiones. En este mes lo han consultado 351 personas y en el pasado mes, donde solo escribí un breve artículo, 428...Ayer 12.
Por esto y por más, no creo que mis frases posean ningún tipo de influencia mediática. Publico en Facebook y hay gente que le da a "Me gusta", pero ni lo lee. Lo que yo publico, no tiene ninguna repercusión, sin embargo, vamos a probar. Tengo la palabra, como digo.
Creo en la libertad, fervientemente. Admiro a las personas que se expresan sin tapujos, que dicen lo que piensan sin miedo. Los que escribimos deberíamos de ser así: plasmar en nuestros diarios las injusticias, hacer remover conciencias por los desamparados, gritar lo que no nos parece comprensible y hablar de la crueldad cotidiana para poder frenarla. Asimismo, alejarse de la cursilería es un don y sería más interesante poder adoptar un tono más empático y construir ejemplos edificantes con lo bello en el amor, impulsar la liberación pacífica de las fronteras, instruir en la educación por la sensibilidad y la empatía; en el arte, golpear con música los corazones, deleitar los sentidos con el aroma de lo ecuánime de la razón y la locura de las sensaciones emocionales. Ese mundo es donde me gustaría vivir en paz y dejar vivir al que piensa diferente. Podría ser real, si, añadiendo la importancia de sabernos imperfectos y la reflexión de nuestros errores cotidianos aceptando la bondad de los espíritus solidarios.
¿Estoy soñando despierta? Puede que sí. No pasa un día sin que un malnacido no viole a un ser indefenso o no haya una guerra o un atentado aquí o allá. Las arcas de los tesoros comunitarios se nos llenan de sabandijas que meten sus sucias manos en las riquezas, sin piedad del paria que no tuvo suerte porque no estuvo en el lugar apropiado a la hora convenida. Hazte ladrón, te dicen y así triunfarás. Conseguir dinero fácil con engaños, drogas, prostitución...Lo preocupante es lo normalizado y cotidiano que es esto.
Nos peleamos por otro lado, por fruslerías del abecedario cuando lo que realmente importa del sexo es el respeto y la convivencia, dando juego a la cizaña de los enredadores, introduciéndose por todos los huecos de nuestras debilidades hasta propagarse. La risa también se ve afectada y donde antes hubo un chiste inocente, ahora hay un hosco gesto de desprecio. Reírse de uno mismo ahora ya no está de moda. Es más simpático ridiculizar al sector que interesa por el manipulador de turno.
Del desprecio a la cultura ya no se ni qué decir. Llenar las cabezas pensantes del que piensa con muchas tareas, hace que se despiste y pierda su tiempo de creatividad. Mientras el mejor experto en sandeces on-line y off-line se hace rico, el verdadero maestro, asiste ,con desgana, a esos cursos de invitado obligado y así, se olvide al final de quién era él, de su nombre, de su enseñanza y se preocupe tan sólo, de llenar su plato de lentejas y asegurar su cebada. Cogiendo el plato en vez de la llave, el preso no puede salir de su celda.
El mundo está dando un giro que no me gusta. Se premia al corrupto y nadie dice nada. Se absuelve al delincuente con influencias. Si alguien habla un idioma diferente, su nombre es borrado de las filas de adeptos de la manada de correctos. Esos "Supercicutas" nos dictan las normas, usted tiene razón, el otro no. En los oficios se evalúa la sumisión. Nunca dudes o mires de soslayo a tu superior porque en este panal está dispuesto quién reina y quién no.
Si no estás de acuerdo, coge tu puerta y corre. Al final, quieren que cantemos al unísono la canción "Tomorow belongs to me" y nunca identificaremos quién la compuso y qué quiso denunciar.