jueves, 23 de marzo de 2023

¡Despierta, primavera!

 



Duele el alma con frecuencia de tanto gritarla. Hay muchos textos que son, con franqueza, reveladores. Contienen las dosis necesarias de desesperanza, de tristeza y de inquietud, dejando nuestro interior casi afónico.

 

La poetisa norteamericana Sara Teasdale, fallecida por sobredosis en 1933, escribió esta sobrecogedora poesía:

"Vendrán lluvias suaves y olor a tierra mojada,

Y golondrinas rolando con su chispeante sonido;

Y ranas en los estanques cantando en la noche,

Y ciruelos silvestres de trémula blancura.

Los petirrojos vestirán su plumoso fuego

Silbando sus caprichos sobre el cercado;

Y nadie sabrá de la guerra, a nadie

Preocupará cuando el fin haya acabado.

A nadie le importaría, ni al pájaro ni al árbol,

Si toda la humanidad pereciera;

Y la propia Primavera, cuando despertara al alba,

Apenas se daría cuenta de nuestra partida."




Me hace pensar que la vida no ha cambiado en absoluto y que el mundo sigue siendo muy superficial, despreciando la naturaleza y aferrándose a lo material sin tener en cuenta los peligros que contiene nuestro propio egoísmo.

Este misterio que es el amor, parece que a nadie le importa ya.