sábado, 19 de septiembre de 2015

Juicios y opiniones




Me sigue asombrando la facilidad con la que muchas personas encasillan o etiquetan a otras.

Nos desconcertamos cuando alguien que ha tenido una relación fortuita con nosotros, sea capaz de apostillar o insinuar cómo somos, opinando en plan psicólogo imprevisto, a veces,en nuestra propia cara o peor aún, por detrás.
Parecemos en boca de esos ponentes productos de un supermercado: sin gluten, picante, bajo en sal, ecológico o de sabor tradicional. Pero por desgracia, esa irreflexión del juez casual de oficio,da credibilidad a la injusticia y a la calumnia personal.
Dependiendo de la calidad de la audiencia y del marketing con el que se vende la falacia, el descrédito de la persona o personas en cuestión, está garantizada. Y ahora mucho más con el apogeo de las redes sociales.

Por eso, seducidos por la clasificación irreal pero creíble o que se desea internamente aceptar, nos equivocamos una y otra vez dando conformidad a las hipótesis y a los dimes y diretes.
Nos piden a muchos profesionales títulos y papeles para poder ejercer nuestra profesión. Engordamos nuestro conocimiento o trabajamos infatigablemente para poder ser mejores. Una sola palabra de un opinante imprudente puede etiquetar al mejor profesional en un inepto. Así funciona la difamación del arte de la dialéctica.

A este respecto, decía el monje taoísta Zhuanzi:

" No se hace caso de las gentes honestas, y se estima a los pillos trepantes; se abandona el plácido no-actuar, y se estiman las enseñanzas de los charlatanes. Son estos charlatanes los que han trastornado al mundo".

Y sobre  aquellos charlatanes que opinan y juzgan , el jesuita Baltasar Gracián decía:

"La mejor señal de que uno carece de méritos es dedicarse a quitar méritos a los demás. Parecería como si quisieras limpiar tus manchas manchando a otros, en vez de limpiarlas por ti mismo"

Por eso quien más escarba, más se enfanga. El hombre necio desprecia a todos porque ignora donde está lo bueno y valioso de las personas y solo ve el mal.

Buscar la verdad es humano y debemos buscarla para salir de dudas muchas veces,porque necesitamos opinar, saber, descifrar las actuaciones de las personas y diferenciar  al ser honesto del inmoral.
Extraño sería que un sabio opine o aconseje porque el sabio valora lo mejor de todos sin juzgar y es moderado en sus apreciaciones.